Conmovedora película de Israel sobre la identidad del ser humano
Los hermanos Duplass presentan en la Seminci 'Cyrus', basada en una relación sentimental a tres bandas
VALLADOLID. Actualizado: GuardarEntre las películas que aspiran al Oscar de Hollywood y que se exhiben previamente en Valladolid figura el último trabajo del israelí Eran Riklis, 'El director de Recursos Humanos', una conmovedora y asimétrica 'road movie' sobre la búsqueda de la identidad y la vuelta a la esencia del ser humano. La jornada de ayer en la 55 Semana Internacional de Cine se completó con los últimos filmes de los hermanos Duplass y el canadiense Robin Aubert.
El filme narra las vivencias del responsable de personal de la mayor panadería de Jerusalén. Separado de su esposa y distanciado de su hija, está atrapado en un trabajo que odia. Cuando una empleada de la panadería, Julia, muere en un atentado suicida, un periódico local acusa a la empresa de falta de humanidad e indiferencia. Se descubre que nadie de la panadería se había dado cuenta de la ausencia de la trabajadora. La dueña del negocio manda al director de recursos humanos a una misión para enderezar la imagen de la compañía.
Encabeza un grupo extraño, compuesto por el rebelde hijo de la víctima, un periodista molesto dispuesto a arruinarle la vida, un cónsul estrafalario, un viejo conductor y, por supuesto, el ataúd con los restos mortales de la mujer.
De este modo, el itinerario establecido con el fin de honrar a la mujer y recuperar la respetabilidad de la panificadora se convierte en un mecanismo en el que el director de Recursos Humanos renace simbólicamente y recupera su humanidad, congelada durante demasiado tiempo, mientras asume sus obligaciones familiares y personales hasta sus últimas consecuencias.
El segundo largometraje de los hermanos Jay y Mark Duplass se adentra en una atípica relación sentimental a tres bandas. El argumento cuenta la historia de John, un hombre solo y profundamente deprimido tras enterarse de los planes de boda de su ex mujer. No puede creer que haya tenido tanta suerte: acaba de conocer en una fiesta a Molly, una mujer hermosa y seductora. Los dos conectan a la perfección y se embarcan en un idilio apasionado, hasta que aparece en escena el hijo de Molly, un joven de 21 años llamado Cirus. La pregunta que sirve de hilo argumental refleja la angustia del relato: ¿Habrá sitio para John en una relación tan profunda como la que une a madre e hijo?
Los dos hermanos norteamericanos, que hace cinco años llamaron la atención de la industria cinematográfica con una producción de apenas 15.000 dólares, se sumergen en un largometraje de mayor presupuesto, pero amarrado a las relaciones interpersonales.