Tiempo y dinero, la paradoja de la política sobre el patrimonio
Actualizado: Guardar«Prefiero dejarlo tapado». Ana Troya reconoce soñar casi a diario con su trabajo. Que no es nada fácil. Cada obra, cada movimiento deja entrever un tesoro, hay pistas por todos lados. Pero no hay tiempo y dinero para todo. Ha mejorado, y mucho, la política de conservación del patrimonio, se invierte cada vez más, pero aún no es suficiente. Se ansía tal o cual hallazgo, sirve para sumar adeptos, existe mayor promoción cultural, la Universidad se implica hasta el máximo, sin embargo, falta el plus. El extra de colaboración. Económica por un lado. «El problema no es la excavación porque la paga el promotor, las dificultades vienen después», lamenta Eduardo Vijande, el más joven de la mesa.
Ana Troya, como arqueóloga de la Junta, se marca los objetivos para acabar, al menos en parte, con la paradoja: «Nuestro reto es poder tener localizados todos los yacimientos de la provincia para poder protegerlos como es debido, y en la medida de lo posible poder plantear a nivel territorial los planes de organización del suelo en base a los yacimientos arqueológicos».
No siempre se da el salto de calidad. En ocasiones las instituciones más que ayudar ponen trabas. «Es muy necesario que las administraciones se pongan de acuerdo y se unan. En algunos ayuntamientos cuando se cambia de signo político, los trabajos caen en el olvido o son utilizados como arma», explica Vijande. Ya se sabe, el patrimonio es de todos.