Un guiño de izquierda y ecologista

El sino de Rosa Aguilar (Córdoba 1957), al menos en los últimos años, parece ser el de insuflar vientos de izquierda en gobiernos socialistas necesitados de nuevas energías. Con este papel llegó a la Junta de Andalucía en 2008, tras adoptar una de las decisiones más difíciles de su fértil carrera política: abandonar el PCE, formación a la que se afilió con 17 años, y dejar la alcaldía de Córdoba, su «pasión».

La que en su día fuera considerada como la 'joya de la corona de IU' o uno de los principales 'azotes del PSOE' aceptó el ofrecimiento del presidente andaluz, José Antonio Griñán, con la condición de ser independiente. Tampoco se afiliará al PSOE tras la llamada de Zapatero. Al menos de momento.

La nueva ministra de Medio Ambiente Rural y Marino, defensora de ponderar más las necesidades del ciudadano que la del partido, destaca como gestora e impulsora de consensos. Trabajar en su equipo, por contra, supone una sobredosis de estrés.

La salida de su anterior partido fue muy convulsa. Cayo Lara censuró la decisión de su ex camarada, a la que llevaban años señalando como «izquierdista moderada». En la cúpula de IU, donde muchos se sintieron traicionados, chirriaba la forma de ser de Aguilar: declarada católica y amante del fútbol, había mostrado su desencanto por algunos extremismos que preconizaba su formación y que «alejaban» al partido de los problemas de la gente.

Uno de sus nuevos cometidos será el de congraciar al Ejecutivo de Zapatero con el movimiento ecologista, para intentar frenar aventuras como las del ex presidente de Greenpace, Juan López de Ugalde, y para contrarestar los incumplimientos y olvidos del PSOE en materia de política 'verde'. Aguilar deja clara su impronta desde el minuto uno. Ayer se despedía de Andalucía al grito de «al Gobierno va Rosa tal cual». Con todo lo que esto significa.