CLAVES DE UNA CRISIS
Un equipo más reducido y con una cadena de mando más clara
Actualizado: GuardarEl sexto (¿y último?) Gobierno Zapatero se puede analizar en clave morfológica (qué cambio en la composición del Gobierno supone), en clave sintáctica (cómo cambia el funcionamiento del Gobierno con esos cambios de personas) y en clave literaria (qué relato pretende trasladarnos Zapatero con los cambios).
La morfología de la crisis nos sitúa ante un cambio de cierta profundidad: solo permanecen en las carteras y con el rango que ocupaban antes de la crisis ocho de los diecisiete miembros (excluido el presidente) del anterior Gobierno. Aunque salen del Gobierno seis de sus miembros y entran otros cuatro, el cambio es de mayor alcance por el baile de carteras y, en un caso, rango, de otros miembros que figuran tanto en el entrante como en el saliente. A Elena Salgado le cabe el privilegio de ser la única persona que se mantiene en todos los gabinetes que ha formado Zapatero. Desde esta óptica, se ratifica el estilo de Zapatero: Felipe González, tras siete años en el poder conservaba en el Gobierno a ocho de los ministros del primer Gobierno que formó en 1982. A la chita callando, además, el presidente ha dado el finiquito al mantra paritario: hay más hombres que mujeres por vez primera.
La sintaxis es bastante clara. Zapatero ha formado un equipo más reducido y con una cadena de mando más clara. Ha prescindido, por un lado, de los elementos más gastados del Gobierno (los ministros/as menos conocidos y peor valorados han salido del Gobierno) y de una pieza, la vicepresidenta primera, que, sin sufrir tanto desgaste, ocupaba un rango que no se correspondía con su proximidad aúlica efectiva. Ahora Rubalcaba va a mandar bajo la luz lo que ya mandaba en la sombra.
Pero lo importante es la narrativa. Porque la clave es, justamente, una clave narrativa. Zapatero busca mejorar la capacidad de comunicación del Gobierno y para ello ha formado un tándem muy contrastado con Rubalcaba y Jáuregui. Una de las últimas esperanzas a que siempre se agarra un Gobierno en dificultades es la de pensar que comunica mal lo que hace bien.
La clave sucesoria que muchos creen adivinar en el ascenso de Rubalcaba es, a mi juicio, bastante prematura. Una cosa es dejar claras las cosas en la cadena de mando dentro del Gobierno y otra preparar la sucesión. Para esto último quedan muchas cosas por resolver, la principal, sin duda, la inescrutable voluntad autosucesoria del propio Zapatero. Para despejarla faltan, al menos, unos pocos meses, un par de elecciones, y alguna que otra EPA.