El Barça se agarra a Leo Messi
Dos goles del delantero argentino deciden otro partido en el alambre
BARCELONA. Actualizado: GuardarIgualado ya a Rivaldo como máximo artillero del Barça en competiciones internacionales con 31 dianas, Messi tumbó con sus dos tantos a un ordenado, voluntarioso y emergente Copenhague, acostumbrado a pasearse en la Liga danesa y sorprendente ganador del Rubin y Panathinaikos en partidos anteriores. Los azulgrana ya son líderes de la 'Champions', maravillan cuando Iniesta y la 'Pulga' se muestran, pero siguen en el alambre, peleados con el gol, con Villa cada vez más ansioso y un estado físico inquietante.
Repitieron guiones anteriores. Arrancaron con notable alto, se adelantaron, desperdició varias ocasiones para golear y acabaron con el agua al cuello, poco fuelle y muchas dudas. Tanta asfixia sufrían los azulgrana que Guardiola tuvo que recurrir en el tramo final a Xavi, reservado por esa tendinitis que tiene en vilo al barcelonismo y a la selección. Ya con él en el campo, llegarían un tiro al palo de Alves y el gol final de la 'Pulga' que permitió a los acelerados corazones culés recuperar pulsaciones.
Eso sí, Pinto tuvo que intervenir más de lo esperado, pero más inquietud en el barcelonismo generó la ausencia en el once de Xavi. El de Terrasa tiene difícil reemplazo y más ante un adversario como el danés, dedicado a defender con dos líneas de cuatro muy juntitas. Para encontrar huecos imposibles, Xavi es único.
Permutas, desbordes, diagonales, genialidades de Iniesta, rupturas por banda de Alves y Maxwell... Sin la rapidez y chispa de años anteriores, el Barça se las ingenió en el primer tiempo para llegar con enorme peligro a las inmediaciones del sueco Wiland, que respiró cuando, a los cuatro minutos, un toque sutil y bombeado de Villa golpeó en el travesaño. Se lució luego a disparo de Maxwell y cabezazo de Messi, pero ya nada pudo hacer, si acaso aplaudir, el soberbio y lejano zurdazo del argentino que abría el partido.
Sustos en la segunda mitad
Sufrieron los catalanes en la reanudación, y de qué forma. Por falta de oxígeno o por un deseo expreso de administrar esfuerzos, se emplearon con una lentitud preocupante ante un rival creciente. Fueron pocas pero clarísimas las ocasiones danesas. Enmudeció el Camp cuando el senegalés N'Doye lanzó al travesaño y, con toda la portería por delante, Santin cabeceó fuera. Minutos después, Alves cortó de milagro un balón que el costarricense Bolaños podría rematar a bocajarro. Rondaba la sorpresa y Guardiola ya no aguantó más. Tiró de Xavi y de Pedro. Y prescindió de Villa. Hasta que con Messi, ya en el descuento, llegó la calma.