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Las mujeres del Vacie presentan su adaptación de 'Bernarda Alba'
Las improvisadas actrices del poblado chabolista abren el Falla con una original versión de Pepa Gamboa sobre la obra de Lorca
CÁDIZ. Actualizado: Guardar«Hemos pactado con Lorca». Pepa Gamboa, que llegó al Vacie para impartir un taller de teatro, revolucionó la vida de las habitantes del poblado chabolista sevillano. No alteró el universo escenográfico, ni «destrozó» al poeta de Fuente Vaqueros. Simplemente les dio voz a ellas y «pactó» con él para adaptar una de sus obras. Tal vez la más universal, tal vez la que mejor recoge su espíritu, su gusto por tender puentes a los marginados, la que también incluyó en su romancero, la que tan bien define el 'encierro' de las gitanas que no se han creído actrices pero que ya no sueñan con limpiar casas. 'La casa de Bernarda Alba', uno de los proyectos emblemáticos del Centro Internacional de Investigación TNT de la compañía Atalaya inaugura hoy el XXV Festival de Teatro Iberoamericano de Cádiz. Nada menos que en el Gran Teatro Falla.
Ocho mujeres sin alfabetizar comparten escena con una intérprete profesional y se han dejado hacer por la prestigiosa directora Pepa Gamboa. El montaje levantó una enorme expectación inmediatamente. Se ha presentado en Sevilla en más de una veintena de ocasiones y ha hecho gira por Castellón, Elche y Madrid. Han recibido algún que otro premio y, aunque las gitanas no se han hecho famosas, han sido protagonistas ya de varios programas de televisión.
De paradojas
Sin embargo, «sus vidas siguen siendo muy duras, en ellas se mezcla lo trágico y lo cómico», subraya Gamboa. La directora modificó la dramaturgia de Lorca porque «no se trataba de que las mujeres hiciesen el ridículo, no tenían ningún conocimiento literario, ni siquiera saben leer y escribir», aduce. Y como ella dice, es más importante la imaginación que el conocimiento, sus chicas han hecho un trabajo que ha cosechado inmejorables críticas. «Le quité la lírica pero dejé intacto el imaginario de Federico García Lorca», sostiene Gamboa. Y ellas lo han aprovechado para dejar de ser invisibles. «No sabían lo que era un teatro y han sabido sacarle rendimiento artístico. También laboral. Ahora ensayan, salen y dejan a sus hijos con los maridos en el poblado para irse de gira». Despojada de toda ortodoxia artística, la Bernarda se ha hecho del Vacie. Pero sus mujeres, pese a los éxitos, siguen experimentando alguna desgracia. La paradoja: levantan un patio de butacas eufórico, pero las echan de un supermercado por ser gitanas.