Dos corredores observan datos de las cotizaciones mientras una pantalla ofrece información sobre la subida del yen durante la jornada bursátil de ayer en Tokio. :: REUTERS
Economia

Bernanke anuncia más estímulos para reactivar la economía de EE UU

Los expertos interpretan que volverá a comprar bonos del Tesoro para inyectar dinero al sistema y rebajar los costes del endeudamiento

MADRID. Actualizado: Guardar
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La crisis parece lejos de remitir. El banco central de Estados Unidos está dispuesto a dar más apoyo a la economía, anunció su presidente Ben Bernanke en una conferencia pronunciada en Boston. El dirigente de la Reserva Federal considera que la inflación de EE UU es demasiado baja, persiste un elevado riesgo de deflación -descensos continuados de los precios, que acaban por deteriorar la actividad- y considera «motivo de gran inquietud» la alta proporción de desempleados del mercado laboral norteamericano.

Las incertidumbres surgidas en los últimos tiempos, que podrían anticipar una recaída de la economía, han llevado al banco central norteamericano a plantearse nuevas medidas de estímulo que podrían acordarse en la reunión que la Reserva Federal tiene previsto celebrar los días 2 y 3 de noviembre. «La Fed está dispuesta a llevar a cabo una flexibilización suplementaria si fuera necesario para apoyar la recuperación económica y para que inflación se estabilice», agregó Bernanke, que justificó ese planteamiento en la debilidad del crecimiento previsto.

Los expertos tienen claro que la Reserva Federal ya no puede bajar los tipos de interés de referencia, que están entre el cero y el 0,25%, pero ahora empiezan a pensar que ese nivel del precio oficial del dinero persistirá más tiempo de lo que habían estimado inicialmente. Dan por seguro que el nuevo estímulo consistirá en un nuevo y ambicioso plan de adquisición de bonos del Tesoro, pero las opiniones difieren en la cuantía que alcanzará el programa, que podría oscilar entre los 100.000 y el medio billón de dólares.

La compra de bonos permite, en definitiva, inyectar dinero fresco en el sistema, al tiempo que rebaja los costes del endeudamiento. La medida tiene, además, el impacto secundario de abaratar el dólar, un efecto que los socios comerciales de Estados Unidos contemplan con preocupación. La Fed parece satisfecha de los resultados de una iniciativa anterior cuando, en los momentos más duros de la crisis financiera internacional, lanzó un programa para hacerse con títulos de deuda y activos vinculados al mercado inmobiliario por un importe total de 1,7 billones de dólares.

Ben Bernanke reconoció, no obstante, los riesgos de estas políticas. «Todavía tenemos poca experiencia a la hora de evaluar su impacto en la economía», dijo. Explicó que resulta difícil comunicar este tipo de medidas «no convencionales», así como transmitir a los agentes y al mercado la convicción de que «podremos abandonarlas sin brusquedad en el tiempo adecuado».

Desconfianza

Pero el presidente de la Reserva Federal se declaró convencido de la necesidad de actuar. «La economía crece a un ritmo menos vigoroso de lo que nos gustaría», insistió. La tasa de desempleo -que roza los dos dígitos desde hace dos años- permanece en el 9,6%, y prácticamente duplica el nivel que en Estados Unidos se considera compatible con el crecimiento tendencial de su economía.

Bernanke apuntó que, si bien en 2011 la creación de empleo será algo superior a la de este año, la cifra de nuevos puestos de trabajo apenas cubrirá las incorporaciones al mercado laboral, de manera que la reducción de la tasa de paro se producirá de forma «dolorosamente lenta». Y, si los ingresos de los hogares no se recuperan, el gasto en consumo seguirá contenido y se verá comprometida la actividad de las empresas. El dato de inflación difundido ayer alimenta, finalmente, la desconfianza.

El Índice de Precios de Consumo subió en Estados Unidos el 0,1% en septiembre, cuando los analistas habían pronosticado un avance mensual de dos décimas. En un año, los precios han crecido el 1,1%, y este indicador supone que, por segundo año consecutivo, unos 58 millones de jubilados no verán aumentadas sus pensiones. El presidente Barack Obama volverá a proponer que se abone a estos pensionistas una paga extra de 250 dólares para compensar la no subida de las prestaciones.

Para la Reserva Federal estadounidense, por su parte, el bajo recorrido de los precios es un claro signo de debilidad económica. Dispone de estudios que sitúan en un 0,5% en los últimos meses la inflación subyacente, la que no computa los elementos más volátiles, como los alimentos no elaborados y la energía. Una tasa tan baja no es compatible con el mandato de velar por la estabilidad de los precios y por el crecimiento sostenido que es el principal objetivo del banco central norteamericano.