'DÉJÀ VU'
Actualizado: GuardarSon curiosas las situaciones de paramnesia a las que normalmente nos somete la historia. Esa convincente sensación de familiaridad que nos sobrecoge cuando tenemos la certeza de haber visto o sentido algo con anterioridad es tan frecuente que más del setenta por ciento de la población reconoce haberla experimentado en alguna ocasión. Luego, lo traducimos por aquello de «mira que lo sabía», «te lo dije», «se veía venir», sin saber que realmente eso es el 'déjà vu' que anda jugándonos malas pasadas. Es lo que tiene colocar en mitad de la calle Ancha las esculturas de Rodin que, gracias a La Caixa, podremos contemplar desde hoy mismo. Premonitorios o no Los Burgueses de Calais y El Pensador nos llegan en el momento adecuado, un instante en que la ciudad anda a medio camino entre la reflexión y la inmolación que representan unos y otros.
Los Burgueses reflejan la angustia, la apatía, la conformidad de un grupo de hombres que tras haber sobrevivido más de un año a un duro asedio, se ofrecen voluntarios para morir por la liberación de la ciudad. El Pensador, por su parte, nació en la mente de Rodin como representación de Dante a las puertas del Infierno, y pronto se convirtió en la máxima expresión humana de la soledad, la preocupación, la resignación ante el futuro.
¡Ay! qué casualidad, que diría el Peña. Sí. Nos llegan estas esculturas en el momento más oportuno. Porque a las puertas mismas del infierno, y medio asediados por las agujas del reloj, apenas nos queda tiempo antes del Doce de pensar qué tipo de expiación -porque eso sí que lo tendremos seguro- elegiremos. Luego, será tarde y no nos quedará más que la curiosa sensación de haber pasado una y otra vez por esto. El «lo sabía», que no es más que el 'déjà vu'.