Llorente sale al rescate de España
El delantero del Athletic fue suplente pese a sus dos goles ante Lituania pero al final resolvió un duelo que se complicó por exceso de relajación David Villa, de penalti, igualó el récord goleador de Raúl al alcanzar los 44 tantos
GLASGOW. Actualizado: GuardarEspaña se asomó y despareció a orillas del río Clyden como si fuera el Guadiana pero se agarró al momento idílico de Fernando Llorente para ganar en Glasgow, completar el pleno al nueve y dejar de par en par abiertas las puertas de la Euro'2012 por más que apenas haya disputado tres partidos. Vence por méritos, porque es muy superior a sus rivales y también por su carácter de campeón. En otros tiempos hubiera dado por bueno el puntito fuera de casa, pero ahora se exige mucho más.
Concluye una de las máximas o tópicos del fútbol que todo delantero que marca, y más por partida doble, repite. Del Bosque, sin embargo, aplicó una de las excepciones que confirman la regla no escrita y retiró a Fernando Llorente del equipo titular. Una decisión discutida que seguramente no será muy debatida porque el delantero del Athletic no es un peso pesado. Parece que sigue siendo un meritorio, pero él no se queja y aprovecha sus minutos.
Salió sólo el último cuarto de hora y anotó el gol de un triunfo parecía hecho y se complicó por un exceso de relajación, por pensar quizá más en la próxima jornada de Liga que en cerrar un partido que, ya con 0-2 y la 'Tartan Army' casi rendida, parecía misión de paz.
España manejaba el balón, dominaba con claridad, generaba algunas buenas oportunidades, pero ofrecía síntomas de atasco. Poca movilidad, escasa profundidad, circulación algo lenta, pocas variantes de los organizadores y fútbol bastante previsible. Una vez más, quedaba patente que Xavi es mucho Xavi y que, sin el de Terrasa, se antoja harto difícil hallar huecos para pases imposibles.
Poco antes de que llegara el descanso llegó el penalti por unas manos. Alonso pensaba tirar pero Villa la pidió con fe. Era el momento de acabar con la cacareada 'maldición del siete'. Todo se puso a pedir de boca en la reanudación, ya que Iniesta se aprovechó pronto de un balón suelto para colocarla con su zurda lejos de McGregor. Tan fácil lo vio entonces la selección que se fue del partido. Vivía tranquila pero el cabezazo de Naismith sin oposición tuvo un doble efecto. Hizo dudar a España de si convenía seguir regulando y permitió pensar a los escoceses si convendría cierta osadía. Y en ese lapso de indefinición llegó el desgraciado autogol de Piqué. Entraron Pablo Hernández y Llorente y España recurrió al 4-3-3. Y de nuevo, esta vez con el pie, el 'león' resultó indomable. Evitó un final inesperado, un empate que resultaba, a todas luces, reprochable.