El ministro impone una distinción a uno de los agentes. :: EFE
ESPAÑA

Rubalcaba es recibido con pitos en el acto en honor de la Guardia Civil

El ministro, que está enfrentado con las asociaciones del cuerpo, defendió la bondad del «carácter militar» de la institución

MADRID. Actualizado: Guardar
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El ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, fue recibido ayer con una notoria pitada por un sector de los espectadores a su llegada a Valdemoro (Madrid), donde se celebró una parada militar y un desfile como broche final a la semana de la Guardia Civil, que coincide cada año con la festividad de su patrona, la Virgen del Pilar.

La cúpula del ministerio llega meses enfrentada con las principales asociaciones del cuerpo por fuertes desacuerdos en las condiciones laborales y los derechos de los guardias y oficiales. La posibilidad de incidentes se dejaba entrever en un reciente comunicado de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), la principal organización del cuerpo, que llamaba a no participar en los «fastos y celebraciones» de este año porque el Gobierno «ningunea» a los agentes y «sigue sin atender las demandas de la masiva manifestación en Madrid del 18 de septiembre, siguen abiertos los expedientes a nuestros dirigentes y el ministerio trabaja en una clara remilitarización de la institución».

Los pitidos se repitieron, en esta ocasión acompañados de abucheos, cuando Pérez Rubalcaba señalaba en su discurso que el ministerio había mejorado los recursos humanos y tecnológicos del instituto armado, lo que obligó al ministro a interrumpir la alocución durante unos instantes. Rubalcaba estaba acompañado en el acto de toda la cúpula del ministerio y de altos cargos institucionales como el popular Francisco Granados, responsable de Interior en el ejecutivo madrileño, que pese a su papel de opositor restó importancia a los pitos y abucheos de parte del público, que consideró «anecdóticos».

El titular nacional de Interior hizo un gran elogio de la labor y eficacia de la Guardia Civil y mostró su compromiso de continuar el trabajo de modernización del cuerpo, pero sin plantearse nunca la supresión de su «carácter militar», porque entiende que los cambios necesarios no pueden «arrumbar sus mejores valores».

Pérez Rubalcaba destacó que justo este carácter le hace un cuerpo «singular, leal y fiel», que «sabe mantener la sagacidad policial sin menoscabo de la jerarquía y de la disciplina» y que es «admirado dentro y fuera de nuestras fronteras».

El ministro ensalzó su trabajo en la lucha contra el terrorismo, con 255 operaciones y 49 detenidos en el último año, su enfrentamiento al crimen organizado -con 428 operaciones y 1.129 arrestados- y su fuerte control de la inmigración ilegal, con un descenso del 70% en el número de pateras y cayucos llegados a las costas españolas.

Antes de terminar, y pese a los pitos, se mostró orgulloso de algunas de las reformas que ha acometido su equipo como la nueva regulación de vacaciones, permisos y licencias y la nueva estructura de la jornada de trabajo.

Captura de 'Txeroki'

En la parada militar participaron 600 guardias y oficiales de trece unidades distintas del cuerpo, entre ellas de desactivación de explosivos, Seprona, servicio marítimo y aéreo, tráfico y caballería.

El ministro otorgó en el acto 62 condecoraciones, entre ellas la cruz al mérito con distintivo rojo, característica de actos heroicos, al capitán que dirigió en 2008 la operación que descabezó en Francia la cúpula de ETA y que permitió el encarcelamiento de Garikoitz Azpiazu, 'Txeroki'. Recibieron la misma distinción los dos agentes que salvaron a varias personas de un edificio en llamas. Fueron acreedores de la cruz de plata un gendarme francés que recibió varios impactos de bala en la operación contra la cúpula etarra y los magistrados de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska y Ángela Murillo y el magistrado del Tribunal Supremo Adolfo Prego.