
Degüella a su novio y quema las pruebas del crimen
Una amiga de la pareja apunta a los celos del hombre y a un consumo excesivo de alcohol como posibles causas del asesinato
VALENCIA. Actualizado: Guardar¿Por qué Dana acabó con la vida de la que había sido su pareja durante dos años? Ninguno de sus compatriotas rumanos que habitan en la casa de Alberic donde se produjo el crimen se lo explica. Sólo Stoian Florina, amiga de la homicida y su víctima, se aventura: «Ella bebió mucho. La policía encontró dos botellas vacías de coñac. Además, él era bastante celoso. Quizá eso tuviera que ver».
Según fuentes próximas al caso, el crimen ocurrió sobre las 22.00 horas del viernes. Poco antes, Roi Francisc, rumano de 34 años, y su pareja Dana, de 42, se habían metido en su cuarto a escuchar música. Allí hubo una discusión regada con el consumo de alcohol. Muchos estaban en la vivienda en ese momento, pero nadie escuchó nada que les llevara a pensar que había habido un asesinato. Simplemente «cesó la música y luego todo se quedó en silencio. Pensábamos que se habrían quedado dormidos», explicaron.
Al cabo de media hora, Dana salió de la habitación con un par de bolsas de basura. Nadie sospechó que en el interior llevaba las pruebas de un crimen. Entre esos enseres estaban, al parecer, las botellas con las que golpeó en la cabeza a Roi y causó un corte en su cuello. Mientras se desplazaba, el hombre yacía, posiblemente muerto o gravemente herido, en la desastrada habitación. Pero ninguno de los inquilinos entró en el cuarto. Recorrió unos 100 metros y una vez allí prendió fuego a estos objetos y regresó a casa.
Pero todavía quedaba lo más difícil: el cadáver de Roi. Dana dejó pasar las horas, posiblemente con la intención de que sus compañeros de piso se fueran a dormir. A las 3.00 horas la mujer salió del cuartucho, esta vez «con su novio cargado a la espalda», lamentó Stoian. No logró salirse con la suya. Nicoletta, una compañera de piso, la vio y dio la voz de alarma. Mientras, Dana avanzó hasta un naranjal, se adentró tres árboles y dejó tirado en la tierra el cuerpo sin vida de su novio. A su regreso, sus colegas le pidieron explicaciones. «Al principio no quería salir. La convencimos de que, si nos llevaba a donde estaba su marido herido, no avisaríamos a la policía. Solo entonces accedió a acompañarnos al campo. Cuando vimos al hombre muerto dije a sus compañeros: 'retenedla, que no se vaya, esto es mucho más grave», explicó Stoian. El resto fue trabajo de la policía.