SEIS AÑOS ES DEMASIADO
Actualizado: GuardarAunque el primer documento llegó al pleno del Ayuntamiento el 5 de noviembre de 2004, ya se había planteado meses antes el proyecto para construir un hotel de cinco estrellas en el antiguo Hospicio, o Institución Valcárcel, uno de los edificios más importantes de la ciudad y catalogado como Bien de Interés Cultural. La Diputación, entonces presidida por Rafael Román, propietaria del inmueble, no encontró ninguna oposición, ni política ni ciudadana, a su iniciativa de enajenar un bien público, ni siquiera porque se trataba de un edificio protegido, lo que contraviene las convenciones internacionales en materia de patrimonio. Se pasó por alto, ante la promesa del «maná» que supondría para la ciudad esa inversión, que se acompañaría de una especie de Plan Urban que pusiera el barrio de la Viña como el Pópulo, remozado para la visita de los turistas de alto 'standing': millonarios en el Manteca, mercedes en el Corralón, 'bistrots' con encanto en la Palma, 'chill outs' en las azoteas del Tío de la Tiza, pequeños comercios de diseño en la calle la Rosa...
Hoy, seis años después, nos encontramos con que el sueño se ha esfumado. La empresa hotelera Zaragoza Urbana desiste de su inversión y se va con sus planos a otra parte. Planos sobre los que Moneo, por cierto, no tiene ninguna responsabilidad. La ciudad se queda con un palmo de narices y las instituciones empiezan a tirarse los trastos a la cabeza, a culparse unos a otros del fracaso. La Junta ha emitido un largo informe con toda la cronología del proceso, en la que se aprecian retrasos clamorosos y defectos de forma por parte del Ayuntamiento de Cádiz que hablan muy mal de su eficacia y diligencia. Por ejemplo, que el documento aprobado tarde ¡19 meses! en recorrer el camino que hay entre la plaza de San Juan de Dios y la plaza Asdrúbal, sede de la Consejería de Obras Públicas. Pero lo peor es que los papeles estaban incompletos y no se normalizaron hasta septiembre de 2007. Si yo fuera la alcaldesa echaría a todo el equipo responsable de esa gestión. Ya, ahí, hay casi tres años de demora, o sea un empresario con una bolsa de dinero para gastar aquí y la ciudad haciéndose la remolona. Después se retrasa el impacto ambiental, hay fallos que el Consejo Consultivo ordena subsanar... Un desastre. El Ayuntamiento tiene su propia versión, que acusa a la Junta, aunque también apunta a Diputación, que «quiso especular» con el edificio. Un mínimo de diálogo entre las partes hubiera sido imprescindible para sacar el proyecto adelante. Pero nadie tuvo la altura de miras necesaria.
Fuentes de la empresa señalan al Ayuntamiento como principal responsable de su marcha e indican que Felipe Sanz, el presidente, estaba harto del rifirrafe político en torno a su proyecto. En Zaragoza Urbana se piensa que vienen tiempos de cambios en las instituciones y que cualquier acuerdo en este momento puede volver a ser objeto de vaivenes, de modo que han decidido retirarse, aunque con la idea de volver a optar por Valcárcel cuando salga de nuevo a concurso.
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