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FUGA DE ADICTOS

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Se están quebrando algunas adhesiones inquebrantables. Las convulsiones internas, incluso las mediopensionistas, agitan todos los partidos, pero de manera especial al que está en el poder. El presidente de Castilla-La Mancha, Barreda, ha tirado la primera piedra sobre la charca y como es natural, se ha producido una desbandada entre las ranas. «Cambiamos de rumbo o acabamos llegando al lugar al que nos dirigimos: una catástrofe electoral», ha dicho. Parece que para seguir perteneciendo al mismo partido hace falta cambiar de ideas y que para seguir manteniendo las ideas es necesario cambiar de partido. Tayllerand lo vio clarísimo y cuando le reprocharon sus bruscos cambios adujo que él era un humilde servidor de los acontecimientos.

María Teresa Fernández de la Vega ha intentado obviar la polémica sobre la sucesión de Zapatero, pero la cuestión está viva en la calle. ¿Se presentará el actual presidente a las próximas elecciones? Él guarda silencio. Hay que reconocer que siempre ha sabido guardar las formas. ¿Qué puede pasar cuando un líder se queda sin seguidores? Las manifestaciones no serían tales si no acudieran los manifestantes y quienes las encabezan no vieran a nadie al volver la cabeza. Dijo Albert Camus que él había aprendido casi todo lo que sabía acerca de comportamientos humanos del fútbol. Yo debo confesar que he aprendido del boxeo. El vestuario del vencido está siempre vacío. ¿Dónde están ahora los que les palmeaban las espaldas y llamaban «campeón» al derrotado? Todos están en el vestuario del que acaba de derrotarle. Han acudido en «socorro del vencedor». Muchos inferiores se aprestan a buscar un líder más duradero y están dispuestos a prometer fidelidad. Entiéndase que hasta que ellos puedan vivir del tinglado que monte su próximo jefe.