Opinion

Granada, universidad cachonda

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Hubo un tiempo en que la naturaleza de las cosas se imponía de modo natural en la vida. La Universidad comenzaba sin más ruidos ni fiestas que las propias del ambiente juvenil que se aglomeraba en los Campus, en las facultades o en las aulas. No había jornadas especiales de recepción, porque lo normal no había que hacerlo excepcional, y se vivía como normal que un comienzo de curso era algo que pertenecía al discurrir ordinario de la vida, aunque para algunos fuera el comienzo de algo nuevo. Por eso, al leer en algún medio escrito la noticia de las Jornadas de Recepción que ha organizado la Universidad de Granada, no salgo de mi asombro, aunque uno ya se asombra de pocas cosas, y se asusta de menos. De entrada, en una universidad siempre asediada por la falta de presupuestos y de medios, es significativo el despliegue: nada menos que seis carpas que albergan 78 expositores, con folletos y demás medios de divulgación. Carpas, expositores, y folletos cuya instalación y confección habrá significado un notable desembolso económico, incluso si ha habido patrocinadores, que no lo se. En todo caso, es un dinero que bien empleado habría estado si se hubiera dedicado a cuestiones más directamente de calidad universitaria: compra de libros, material informático, laboratorios. Lo que ya me provoca una mezcla de hilaridad y cabreo es la calificación que se hace, por ejemplo, de una de las actividades: un taller de colocación de condones. Se la tilda de 'faceta de la vida universitaria'. Uno creía que estas cosas son más propias de la vida personal e íntima, y que cada uno las aprende de por sí buscándose la vida, sin necesidad de que la universidad te las ponga en bandeja, que no es su misión. Otra actividad de gran éxito, por lo visto, fue un pasapalabra sexual, en el que incluso participó el rector, no sabemos con qué grado de pericia y conocimiento. Se ve que a los granadinos universitarios les va la marcha cachondona, práctica que esperemos no contribuya a bajar el nivel intelectual y de estudio que debe imperar, se ve que cada vez menos, en una universidad. Desde luego, si baja algo, no cabe duda que, con estas actividades, otras cosas subirán.