Fernández de la Vega, ayer, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. :: EFE
ESPAÑA

El Gobierno tapona el debate interno sobre la figura de Zapatero

De la Vega desautoriza a Barreda por pedir «un cambio de rumbo» y dice que el «presente y el futuro» del PSOE pasan por el presidente

MADRID. Actualizado: Guardar
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Las declaraciones del presidente castellano-manchego José María Barreda, que el jueves abogó por un «cambio de rumbo» en el PSOE para evitar «una catástrofe electoral», ponen en evidencia la existencia de un debate interno sobre el futuro político de José Luis Rodríguez Zapatero.

El Gobierno y los presidentes de Andalucía y Extremadura, José Antonio Griñán y Guillermo Fernández Vara, trataron ayer de abortar el que se puede considerar como primer intento serio de un barón autonómico de distanciarse del presidente del Ejecutivo y secretario general socialista. En el PP quieren pescar en río revuelto y ya aseguran que hay dirigentes socialistas que quieren «abandonar el barco» antes de que el 'zapaterismo' los lleve a un descalabro en las elecciones autonómicas y municipales del año próximo.

María Teresa Fernández, tras el Consejo de Ministros, afirmó un tanto circunspecta que «respetaba» la opinión de Barreda, pero que no la compartía «en absoluto». La vicepresidenta primera defendió que «todo» el Gobierno y «todo» el PSOE tienen claro, «más allá de opiniones puntuales» -en alusión a las palabras de Barreda- que «el presente y el futuro pasan por el proyecto de Zapatero». Los periodistas insistieron a la número dos del Ejecutivo sobre algunas de las consideraciones de Barreda que, en una entrevista en Onda Cero, insinuó que no quería que Zapatero participase en la campaña de las autonómicas en Castilla-La Mancha. De la Vega eludió responder de forma directa al 'barón' autonómico, pero insistió en que la convicción general de los dirigentes socialistas de que el presidente del Gobierno es, hoy por hoy, el «mayor activo» del PSOE.

Varios dirigentes socialistas han expresado su convicción de que el runrún sucesorio se acabará el mismo día en que Zapatero anuncie que se presenta a la reelección en 2012. De momento, ninguno de sus ministros le ha pedido que dé ese paso, según indicó ayer De la Vega, quien recordó, una vez más, que esa decisión corresponde de manera exclusiva al presidente.

El cierre de filas ha sobrepasado las fronteras de Madrid. Guillermo Fernández Vara optó por símiles taurinos para replicar a Barreda. «Yo no soy partidario nunca ni de sacar al torero en hombros ni de tirarle almohadillas, entre otras cosas porque yo soy de la cuadrilla», espetó el presidente socialista extremeño. Vara negó que Zapatero deba cargar «sólo y exclusivamente» con la responsabilidad de la crisis. Aprovechó para mandarle un 'telegrama' a su homólogo castellano-manchego al advertir de que, los que forman parte de la «cuadrilla» -en referencia a los dirigentes del PSOE- deben tomar conciencia de que «también es suya» la responsabilidad de resolver la actual coyuntura económica. Y para terminar su respuesta a Barreda, otra filigrana: «Ahora lo popular es ponerse de medio lado y dejar solo al torero, sin cuadrilla, pero yo no lo voy a hacer».

Vara no siempre ha contestado con esta misma contundencia a cuestiones sobre el 'zapaterismo'. De hecho, el pasado 25 de septiembre contribuyó a alentar el debate sucesorio al constatar que si Zapatero «está convencido de que puede y debe continuar, debe hacerlo, y si tiene dudas, a mi juicio, no debería hacerlo».

«Más papistas que el Papa»

José Antonio Griñán, se limitó a calificar el momento de «muy complicado», pero recalcó la «fortaleza» del PSOE como principal aval para superar cualquier problema «con unidad, cohesión y conocimiento de lo que está pasando».

Barreda no se arruga. Ayer, pese a matizar algunas de sus alusiones a Zapatero, se lamentó que en el entorno del presidente haya gente «más papista que el Papa». Intentó rebatir la cascada de críticas que sus compañeros de partido le han dedicado en las últimas 24 horas argumentando que para él «la lealtad es decir lo que se piensa, decir la verdad». Es más, advirtió de que él espera de sus asesores «que cuando me equivoque me lo digan, porque si no me estrellan».Mientras todo esto ocurre en la orilla socialista, en la del PP se observa con satisfacción el fuerte desgaste electoral en las filas de su principal rival. El secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, sin embargo, tiene que mantener cierta barrera de seguridad en este asunto. Otros dirigentes populares pueden poner el foco en las palabras de Barreda, pero la número dos del PP no puede ensalzar la figura del que será su rival por la presidencia de Castilla-La Mancha en 2011. Tal vez por ello, Cospedal mostró su sorpresa por la exposición de Barreda, «cuando el pasado agosto dijo que sería un suicidio cambiar de liderazgo en el PSOE».

La secretaria general del PP, sin embargo, indicó que «parece que tanto Barreda como otros líder autonómicos se están dejando llevar por las encuestas -todos los sondeos otorgan una clara ventaja a Rajoy sobre Zapatero- y quieren abandonar el barco».