Regalos para el español
Actualizado: GuardarEn Japón la pasión por los deportes de motor sólo tiene parangón con la euforia próxima al paroxismo que provoca un karaoke bien entrada la noche. Los nipones son gente de costumbres, amante de sus tradiciones y extremadamente educada. Sólo el sake, un potente digestivo elaborado a base de arroz fermentado, y el micrófono a todo volumen desinhiben a sus moradores. En Suzuka se funden los dos reinos: la Fórmula 1 como expresión máxima del automovilismo y cientos de miles de bares con karaoke incorporado.
A Alonso se le acercó hace cuatro años un aficionado local y le regaló un 'Arigato', un minino dorado que le garantizaba buena suerte, según le dijo. El español, supersticioso hasta las trancas, se lo llevó a la carrera y, cuando lo tenía todo perdido, Michael Schumacher rompió el motor de su Ferrari. Alonso ganó el Mundial. Los japoneses siguen con su costumbrismo. Le siguen regalando cosas estos días.