Cuba adopta la guayabera como uniforme oficial de sus diplomáticos
Los funcionarios vestirán la tradicional camisa en los actos oficiales por su frescura y su vinculación con la cultura de la isla
LA HABANA. Actualizado: GuardarLa diplomacia cubana, sin distinción de sexos, ejercerá a partir de hora sus funciones oficiales en guayabera, una tradicional camisa con cuatro bolsillos y lorzas verticales delanteras y traseras cuya creación se disputan Cuba y México aunque su uso está extendido en países del continente, las Islas Canarias y, con alguna ligera modificación hasta en Filipinas.
El ministro de Asuntos Exteriores, Bruno Rodríguez, ha emitido una resolución en la que obliga a utilizar la prenda en las recepciones públicas y destierra el uso del traje y la corbata, una auténtica tortura en el Caribe. La orden rubricada por el ministro de Exteriores detalla que la decisión se basa en que la guayabera es «una de las más auténticas y legítimas expresiones de cubanía» que combina «elegancia y comodidad para un clima tropical». En la ciudad de Sancti Spíritus, en el centro de la isla, han levantado hasta un museo a la prenda. Aunque no existe una versión única, una de las tradiciones más extendidas sostiene que la camisa se creó en esta localidad en torno a 1710 para facilitar el trabajo en el campo. Lo que parece claro es que su nombre está vinculado con la guayaba, un fruta local. Al parecer, sus grandes bolsillos serían para guardar las piezas recolectadas.
Los hombres usarán en blanco y de manga larga. Las de manga corta, al parecer, no se consideran tan elegantes. Las féminas podrán introducir los colores y optar por usarla como camisa o vestido. Ante su comodidad y ligereza ha sucumbido el presidente Raúl Castro, su colega brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el Nobel de literatura colombiano Gabriel García Márquez. Hasta Fidel Castro eligió ese atuendo para su primer acto público sin su tradicional uniforme verde olivo durante una cumbre presidencial llevada a cabo en 1994 en Colombia. El gobernante Venezolano, Hugo Chávez, haciendo gala de sus preferencias la luce en rojo.
Las buenas son de lino o algodón. En La Habana subsisten apenas un puñado de sastres que las confeccionan con mimo de alta costura. Entre su clientela destacan diplomáticos, corresponsales extranjeros y, en menor medida, mujeres que la llevan en la versión personal del típico camisero. Así arrinconan los trajes y las corbatas en los armarios para pasarse al bando de la fresca camisola tanto en actos oficiales como en privados. Existen versiones más turísticas, y baratas, al alcance de todos los bolsillos. Sin embargo, su uso cotidiano entre los cubanos no está muy extendido. El protocolo isleño equiparaba el uso de la guayabera blanca de manga larga al del occidentalizado 'saco' (americana y corbata). Desde ayer se generalizará su utilización en recepciones oficiales.