Pánico en Hungría por un escape tóxico
El Gobierno decreta el estado de emergencia en tres comarcas tras el fuga de 'lodo rojo' de una fábrica de aluminio que causa la mayor catástrofe ecológica
VARSOVIA. Actualizado: GuardarEl Gobierno húngaro declaró ayer el estado de emergencia en las comarcas de Veszprem, Gyor-Moson-Sopron y Vas, situadas en el oeste del país, como consecuencia de un vertido del conocido como 'lodo rojo' -una sustancia química muy tóxica, corrosiva y alcalina- provocado por un accidente en una fábrica de aluminio, según informó el Ministerio del Interior. La catástrofe ecológica, que se produjo tras la rotura de un embalse de contención de la planta situada cerca de la localidad de Ajka, causó la muerte de al menos cuatro personas, entre ellas un bebé, siete desaparecidos y 113 heridos.
Los fallecidos, vecinos de los pueblos afectados por el escape, fueron arrastrados por el río de lodo formado por el agua y el casi millón de metros cúbicos de la sustancia tóxica derramada, según las autoridades. La mayoría de los heridos sufrieron quemaduras de diversa consideración, sobre todo en piel y ojos. Una decena de ellos se halla en estado grave.
Las primeras investigaciones apuntaron a que las fuertes lluvias que afectan la zona situada cerca del lago Balaton, a unos 165 kilómetros al oeste de Budapest, desde hace varios días pudieron propiciar el siniestro. Sin embargo, el primer ministro, Víktor Orban, lo atribuyó casi con seguridad a un fallo humano y precisó que no hay signos de que pudiera deberse a causas naturales. En una rueda de prensa, Orban llamó a la calma y aseguró que no hay riesgo alguno de radiación en el área siniestrada. Se calcula que la producción de una tonelada de aluminio deja cerca de tres de 'lodo rojo'. Este barro tóxico es un residuo que se produce durante el proceso de fabricación y contiene grandes cantidades de silicio, hierro y otros metales pesados.
El fango corrosivo anegó varios pueblos situados cerca de la fábrica, lo que obligó a los equipos de rescate a evacuar unas cuatrocientas personas, así como un gasoducto y una línea de ferrocarril. En algunas zonas, el vertido llegó a alcanzar hasta dos metros de altura. La circulación del transporte público y privado en los aledaños del lugar del escape fue prohibida hasta que concluyan las operaciones de rescate.
Contener el vertido
En el pueblo de Devecser, las aguas y el lodo contaminante también inundaron numerosas viviendas y edificios que fueron desalojados. Centenares de bomberos, policías, miembros de protección civil y militares fueron movilizados para tratar de contener la fuga y ayudar a los afectados.
El pánico cundió entre los equipos de salvamento al propagarse el rumor de que se había producido una segunda rotura en la balsa que contiene la sustancia química, pero la portavoz de la Unidad Nacional de Desastres (NDU), Gyorgyi Tottos, lo desmintió poco después. Los servicios de protección civil adoptaron medidas de inmediato para evitar que el lodo afectase a poblaciones más alejadas del lugar del vertido y por el riesgo de nuevos escapes.
Helicópteros arrojaron yeso sobre el 'barro rojo' y también diversos productos neutralizadores al río Marcal, que atraviesa la zona siniestrada. Las autoridades temen que el vertido haya llegado hasta el cercano arroyo de Torna, lo que haría que la contaminación se extendiera a zonas más distantes. Los expertos no excluyen que la substancia tóxica pueda lcontaminar incluso el río Danubio.
El secretario de Estado del Ministerio de Medio Ambiente, Zoltan Illés, que se desplazó a Kolontar, uno de los municipios afectados, aseguró que se trata de la catástrofe ecológica de origen químico «más grave» que ha sufrido Hungría en todas su historia. La mayoría de los medios de comunicación nacionales abundaron en la misma línea y exigieron a las autoridades que lleven a cabo una exhaustiva investigación sobre el origen del accidente y depuren responsabilidades hasta las últimas consecuencias. El Gobierno anunció que los trabajos de limpieza de la zona afectada durarán varios meses.