
«La Policía antes era vocacional; ahora las comisarías se han burocratizado»
A punto de jubilarse y de su último discurso por el Día de la Policía, José María Deira hace balance de su carrera en el cuerpo policial
CÁDIZ. Actualizado: GuardarCada cuatro de octubre, desde hace seis años, sus palabras en el discurso anual del Día de la Policía han levantado ampollas. Unas veces, dirigidas con acento ácido hacia la Fiscalía y otras, al sistema penitenciario. El año pasado, para criticar la supuesta pérdida de valores de la juventud. Pero hoy, según él, sólo utilizará el atril para despedirse. El próximo mes de noviembre pasa a la segunda actividad (que es casi como una jubilación) y dejará su cargo como comisario provincial de Cádiz, al que accedió en 2004. Será su último discurso y promete no hacer balance de su carrera como policía. Para eso, aprovecha esta entrevista.
-¿No piensa hacer balance de su paso por la comisaría?
-No. Me voy a ir tranquilamente. Va a ser un discurso cortito y no beligerante. Me voy a despedir de las autoridades, de la gente que ha trabajado conmigo, que me ha demostrado su cariño y su comprensión. Pero balance de mi vida profesional, no, porque ser comisario es la cosa más tonta del mundo; sentarse en un despacho es pelearse con uno y con otro. Yo podría hacer un balance de mis primeros 19 años, cuando fui policía de verdad.
-¿Se arrepiente de algo?
-De haber sido excesivamente comprensivo con los que no se lo han merecido. Tengo fama de flexible.
-¿Qué ha cambiado en el Cuerpo?
-¿Desde que yo ingresé? Puaf, todo. Esto no se parece en nada a lo que era. Antes era una profesión de vocación y las comisarías no tenían la burocracia que tienen ahora. Entonces aquello era una familia, donde el que se escaqueaba era rápidamente detectado. Aquí, en Cádiz, éramos 50 inspectores y ahora son 400. En la provincia hay 2.000 funcionarios, más otros 1.000 en segunda actividad: más del doble que en Córdoba. Y todas las vicisitudes de estos funcionarios se gestionan aquí, en Cádiz.
-¿En este despacho?
-No. De aquí parten sólo las instrucciones.
-¿Esa burocratización es consecuencia del crecimiento de la plantilla?
-No, es que la sociedad se ha burocratizado excesivamente. Ya todo necesita un impreso.
-¿Y eso dificulta la labor policial?
-Eso dificulta contar con las personas que necesitaríamos. Los funcionarios del Cuerpo, que no son policías, son insuficientes, por lo que hay que detraer a agentes, a los mejores. También afecta al trámite policial, por ejemplo, de una denuncia. Antes era llegar, comparecer, firmar y marcharse... Hoy, que si información de esto, que si de lo otro, que si le advierten de que puede cometer un delito. Y si hay detenidos, apaga y vámonos. Antes las cosas eran más sencillas.
-También ha cambiado la mala imagen de la Policía.
-Sí. Pero yo no he visto nunca esas cosas que se decía de la Policía, esa leyenda negra de las palizas.
-¿Cómo le llegó a usted la vocación de ser miembro del Cuerpo?
-Yo estaba estudiando para ingeniero técnico industrial y no me estaba gustando la carrera, así que hice unas oposiciones para Policía y cuando empecé a estudiar, me ilusioné. Tenía 22 años, es decir, que era un chico joven. Estuve en Mallorca, después en Algeciras hasta que salió una vacante en el año 74 para El Puerto.
-A punto del cambio democrático. Era la época de la leyenda negra.
-Ya no tanto. A mí me cogió en los últimos coletazos. Tengo mi conciencia tranquila, porque yo en política no me he metido nunca y no he detenido a ningún político. Me entendía con los de siempre: los 'mangutas'. Pero el momento era complicado y vivíamos muy mal. Era una época en la que sufríamos mucho y aguantábamos. Hoy día ya no se aguanta nada. Te dicen, ¿cómo voy a trabajar aquí sin aire acondicionado? ¡Pero si en tu casa no tienes! Estábamos en condiciones infrahumanas, en los bajos de ayuntamientos.
-Usted ahora se va dejando en la provincia comisarías a estrenar.
-En estos seis años hemos conseguido muchas cosas; un incremento de personal en la escala básica y la construcción de cinco comisarías: la de San Fernando, la de Puerto Real, y se están terminando la de Rota y la de Sanlúcar. Es un logro que no es mío, porque no manejo los presupuestos, pero me atribuyo la iniciativa de transmitir la necesidad. Luego, en éxitos policiales, los periódicos habéis publicado todo y sabéis más que yo, pero hemos tenido una buena racha.
-¿Cuál ha sido la 'operación' más importante y la más difícil?
-La más difícil fue la detención del 'clan de los Flores', hace dos años. Sus ataques nos dejaban descolocados, porque aplicaban una extrema violencia que era cosa de locos, y actuar contra unos locos es complicado. Además, no sabíamos que estaban en la cárcel y salían los fines de semana. Sólo con que no les hubieran dejado salir de prisión era suficiente. Aunque el servicio más difícil de la Policía es tener que estar abierto las 24 horas del día.
-¿Y el caso más importante?
-No sé. Muchos contra el tráfico de drogas. Muchas veces hemos detenido a personas muy importantes, aunque no cojamos cantidades espectaculares.
-¿Y alguna curiosa?
-Pasan cosas curiosas, pero la mayoría no llegan al comisario.
-¿De qué está más orgulloso?
-De haber llegado a la edad que tengo con buena salud, de ser comisario provincial y además de Cádiz. Estoy muy apegado a esta ciudad, aunque soy de San Fernando. También estoy orgulloso de no haber tenido inconveniencias en mi vida, ni problemas profesionales... Sí, he estado procesado algunas veces, pero no han sido cosas que me hayan preocupado. Recuerdo que en Ceuta estuve procesado más de dos años por detención ilegal, porque se arrestó a uno de Comisiones Obreras y yo dije que al calabozo. Pero la orden era totalmente legal.
-Y aquí en Cádiz, también ha estado procesado ¿no?
-En casos particulares. Pero no he tenido ningún tema profesional.
-¿Y ahora qué hará?
-Me dedicaré a cocinar, que es mi mayor afición. Y a escribir.
-Ya cuenta con tres novelas, una publicada. ¿Escribiría unas memorias de su vida como policía?
-Mi trayectoria está ahí, que la escriban otros. De momento no lo pienso hacer. La carrera da para un libro gordo, pero si escribo de eso sería ficción, porque yo no me voy a desnudar delante de todos, no tengo necesidad de hacer ese ejercicio de 'streaptease'. Si escribo unas memorias, serían las de un policía de mentira, pero en la que contaría cosas que sí son verdad.
-¿Se tendría que morder la lengua?
-No mucho.
-¿Se sufre mucha presión política en su cargo?
-No. A veces el político de turno no tiene el mismo concepto que pueda tener yo sobre alguna cosa. Pero cuando se les explica, enseguida lo entienden. Como digo yo, las cosas se hacen así después de muchos años. Hay otras formas, pero está demostrado que la que hacemos es la correcta.