Editorial

Venezuela post-electoral

Los comicios fueron un referéndum y Chávez sabe de sobra que los perdió

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El debate sobre la legislación electoral es interminable, se traduce en muchos modelos que han creado tradiciones diversas y es propio de sociedades democráticas. En España mismo hay una no muy extemporánea queja de algunos partidos que se juzgan perjudicados por la falta de relación entre el porcentaje de sus votos y su traducción en diputados. Pero lo de Venezuela bate un récord: obtener un escaño en la Asamblea Nacional acaba de costarle a la oposición (Mesa de la Unidad Democrática) prácticamente el 50% más de votos que al oficialismo chavista (Partido Socialista Unido de Venezuela). Hay explicaciones técnicas, resumidas en que el conjunto de la población es distribuida en 87 «circuitos electorales», lo que, con una densidad de población absolutamente diversificada según las zonas, hace que un voto rinda mucho más en unos distritos que en otros y un troceamiento políticamente motivado hace el milagro. En la elección legislativa del domingo pasado el chavismo obtuvo, exactamente, 97 escaños contra 68 de la Mesa cuando solo había recibido el 48% de los votos frente al 52. El sistema se beneficia de una cierta práctica en los estados federales (que tienden a equilibrar la representación de cada estado o comunidad indígena, literalmente citados en la Ley venezolana) y se agrava por la ausencia de un Senado que en otras latitudes funciona como un útil contrapeso. Pero la Cámara Alta fue suprimida hace once años y el régimen bolivariano no parece muy deseoso de abordar una reforma consensuada, aun a sabiendas de que de nada le valdrá esta ventaja excesiva en las legislativas para la elección directa del presidente en 2012. La 'Mesa' está manejando muy bien su triunfo (formalmente una derrota) del día 26 de septiembre y sus portavoces, con una cordialidad que les honra y es, a la vez, tácticamente muy aconsejable, se dicen listos para acoger a todo ciudadano que quiera ayudar a cambiar las cosas en paz y en libertad. Chávez insiste en que él y los suyos han ganado y solo ellos. pero es pura aritmética, no verdad política ni futuro porque la elección fue, de hecho, un referéndum y el presidente lo perdió. Y él lo sabe de sobra.