PIQUETES
Actualizado: GuardarVaya por delante que yo no he hecho huelga. La verdad es que ni siquiera he tenido ocasión de planteármelo, puesto que trabajo menos que el zapatero de Tarzán, y cuando lo hago, suele ser en fin de semana. En cualquier caso, me temo que si me hubiera surgido la oportunidad, no lo habría tenido muy claro, puesto que a mí todo esto me apesta bastante, con perdón. No creo al gobierno, no creo a los empresarios, ni tampoco creo a los sindicatos cuyos "liberados" me parecen tan dentro del sistema como el que más. En general me parece un grupo de pésimos actores que se han montado un teatrazo con el que intentan hacernos creer que todo este sistema tiene sentido.
Una vez expuesta mi perspectiva, daré también mi particular, y por supuesto discutible, valoración de esta pasada huelga general. Desde luego que gobierno, empresarios y sindicatos tienen cada uno la suya, pero vamos, me temo que todas las personas de a pie con ojos en la cara coincidimos en que ha sido más o menos un... ¿fracaso? Bastaba salir a la calle para darse cuenta de que, salvando algunos sectores, en general muy poca gente la ha secundado, y algunos lo han hecho obligados por los piquetes ¿informativos?, cuyas acciones han atemorizado a muchos de los que han querido trabajar. Y aquí voy: ¿Cómo es posible que sea legal que unos señores impongan a otros ir a la huelga por la fuerza? ¿Qué derecho tienen a impedir a un autónomo, que está todo el año puteado, abrir su negocio? A este respecto, permítanme acabar esta columna con una reflexión que ha colocado un amigo en Facebook: «A lo mejor, si para que se secunde la huelga hay que ir a las puertas de los curros a amenazar a la peña, es que no hemos hecho bien nuestro trabajo, ¿eh, señores sindicalistas, eh? A ver si de esta aprendemos todos». Pues eso, que ojalá aprendamos.