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El presidente atribuye la trifulca al líder opositor

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Rafael Correa, su gobierno y sus simpatizantes señalan al ex presidente Lucio Gutiérrez (2002-2005) como instigador de la crisis o, cuando menos, de apoyar a elementos subversivos de las fuerzas de seguridad. Desde Brasilia, el ex mandatario lo negó y apuntó que «el único responsable» de la situación es «el Gobierno abusivo, corrupto, prepotente de Rafael Correa».

Según el presidente socialista, entre los policías que lo retuvieron había quienes realmente reclamaban las mejoras salariales pero otros lo insultaban y gritaban permanentemente «¡Viva Lucio!». «Así que aquí podemos ver quien ha estado detrás de esto», sentenció. Una vez liberado insistió de nuevo: «Ahí estaba la gente de Lucio Gutiérrez, infiltrados. Azuzando a la violencia... cuanta irresponsabilidad».

Gutiérrez, en cambio, aseguró que «es totalmente falso lo que están diciendo los del Gobierno y el propio Rafael Correa para victimizarse ante la comunidad internacional. Lo único que han hecho los policías es reclamar, porque sus derechos han sido violados de manera arbitraria».

El líder de la oposición será investigado y en su contra pesará su historial de golpista. Fue coronel del Ejército -una salida para la gente de pocos recursos y él provenía de una familia de campesinos- y en el año 2000 participó en el golpe que derrocó a Jamil Mahuad. Solo el rechazo internacional impidió un mandato entre él, un representante indígena y el ex presidente de la Corte Suprema de Justicia. Restablecido el orden constitucional, Gutiérrez fue sancionado con seis meses de cárcel y la baja militar.

Posteriormente, ganó la carrera presidencial apoyado por indígenas y partidos de izquierda. Pero perdió el apoyo popular al alinearse a la derecha y tomar medidas impopulares como aceptar el regreso del exilio de los ex presidentes Abdalá Bucarán, de quien fue ayudante, y Gustavo Noboa. Tras la violenta represión de unas protestas populares, el Congreso lo obligó a abandonar el poder.