LA MISERIA SOSTENIBLE
Actualizado: GuardarYa pasó lo que tenía que pasar. Esta expresión popular alude, con guasa o con desdén, a algo consabido. Sigue habiendo gente en los bares, administrándose copa a copa, sus penúltimas municiones de vino tinto barato. En mi tierra, quiero decir al borde del mar, continúa habiendo bañistas. Parece que bajo el sol vitalicio les trae sin cuidado que tanto el Gobierno como los sindicatos sigan dándose un baño de gloria. Se conoce que no ha llegado la sangre al río, ni a la orilla del Mediterráneo, aunque Barcelona haya sufrido el peor brote de violencia, que es un árbol que sin duda va a crecer mucho si los gubernamentales y los sindicalistas siguen andándose por las ramas.
La primera huelga general contra el Gobierno de Zapatero ha sido más bien en contra de nosotros. Ha confesado el presidente que la reforma laboral, que es repulsiva, va a seguir manteniéndose. O sea, que después del día de marras nos tendremos que comer muchos marrones. ¿Quién entiende la sociología española? Aumenta el número de boutiques de lo más chic, que no siempre es homologable con lo más elegante, pero siempre son las más caras. Hasta los piquetes iban mejor ataviados que en otros tiempos, cuando lidiaban unas reses que no permitían el toreo de salón. Mantener la reforma es un modo de decirle a los sindicatos que se va a seguir haciendo lo mismo. Está muy solo, según dicen quienes lo han abandonado, el señor presidente. Ya se sabe que no hay peor soledad que la de muchos ministros en compañía, pero quizá sea más grave la que puede experimentar la feliz pareja Toxo y Méndez. No pueden convocar una huelga todos los miércoles. Hay quienes dicen que los trabajadores -los que quedan- le han parado los pies a los sindicatos. Tendrán que pensar con la cabeza. Un imposible metafísico.