Jueves flamencos
Actualizado: GuardarEl último jueves flamenco de esta temporada de 2010 asistí al Baluarte de la Candelaria porque el programa de esa velada me gustaba. Me agradaría ir a todos, pero antes de terminar estos renglones diré por qué no lo hago. Escuchar más que ver a José Mercé, ese seise que fue de niño de la Basílica de la Merced, merece la pena y más en esa noche de caluroso verano pero sereno plenilunio. Me encantaron las actuaciones que le precedieron, de la joven bailaora y de la veterana pero siempre joven Mariana Cornejo con esa pasión y entusiasmo que le pone a todas sus actuaciones así como su generosidad, aunque tengo que decir igualmente, que más que verlas, las escuché.
Me mantengo en mi postura de que el cante gitano no es cosa de teatro, pero la evolución lo demanda y así lo acepto, más con esto me refiero al actor; no es lo mismo un bautizo en el que el espectador es interactivo con el actor, que una actuación en un espectáculo, en la que el espectador debe permanecer inactivo y atento para que el actor pueda realizar su trabajo, no hay calor familiar respetuoso, ingrediente esencial del cante gitano, pero por el bien del orden y correcto transcurso del espectáculo se debe observar hasta su terminación. No obstante, esa serena y cálida noche de verano, pudimos observar cómo, a pesar de lo que he dicho, entre el público asistente que ocupaba el final del improvisado auditorio, había quienes acompañaban con palmas por fiestas a los actores en su intervencion.
Soy gaditano y conozco un poco los buenos deseos de las personas responsables de la parcela lúdicocultural y los recursos económicos de que disponen para adaptar los recovecos dispersos existentes en la ciudad, algunos como el Baluarte de la Candelaria que para mí y creo que para muchos paisanos y visitantes, es lugar idóneo para darle la utilidad que se le está dando, pero, y ahora aclaro lo que al principio dejé pendiente cuando decía, que más que ver con mediana comodidad, escuchaba la presencia de los actores. Y es que el recinto utilizado como auditorio abierto al aire libre es, una adaptación que padece arquitectónicamente una irregularidad geométrica, que si no se estudia convenientemente impide a todos los espectadores a partir de las improvisadas filas primeras, ver con un mínimo de comodidad. Por eso creo, que una posible solución (la más económica) sobre varias, que se le pudieran dar sería, subir el tablado entre medio o tres cuartos de metro más y con ello las últimas filas verían mejor, retirando convenientemente las primeras filas, aunque hubiera que reducir un poco el aforo, eso y mejorar los servicios sanitarios son dos aspectos, que subsanados por quien corresponda le daría o aumentaría su prestigio.