Zapatero se lanza a la ofensiva para reanimar a las bases socialistas
El Gobierno escenifica la mano tendida hacia las centrales sindicales un día después de la huelga general
MADRID. Actualizado: GuardarSolo pasó un día de la huelga general contra la reforma del mercado de trabajo y el Gobierno tuvo que salir a rectificar sus previsiones sobre el paro y admitir que terminará el año con un porcentaje mayor de lo previsto. Mas leña en el fuego. Es el dato con el que tendrá que lidiar José Luis Rodríguez Zapatero en los próximos meses. Consciente de que vienen mal dadas, el jefe del Ejecutivo prepara una ofensiva mediática para tranquilizar a los suyos. No serán ya los mítines multitudinarios a los que ha entregado de nuevo con esmero en el último mes sino una serie de entrevistas en medios de comunicación. La primera, mañana.
No se puede decir que el primer gran paro que ha soportado Zapatero en sus seis años de Gobierno haya puesto nerviosos a los socialistas. Pero algunos, en un grupo parlamentario en el que alrededor del 60% tiene carné de UGT, sí admiten que habría que tomar nota de que, pese a que la huelga general no tuviera un gran respaldo social, las manifestaciones sí que fueron amplias. Y, sobre todo, que en esas protestas callejeras estaban, fundamentalmente, dicen, sus votantes.
El mensaje del día después, por parte del Ejecutivo, siguió siendo el del día antes; es decir, que no se modificará ni un ápice la reforma laboral y que ésta -lo dijo el portavoz socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, en TVE- se aplicará en los «términos» en los que fue aprobada por el Congreso. De ahí que la imagen de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y el líder de la UGT, Cándido Méndez, saludándose cariñosamente en una cadena de radio, donde supuestamente tenían entrevistas consecutivas, fuera todo un gesto político. La fotografía que más podía desear el Ejecutivo.
Fuentes gubernamentales se encargaron después de enfatizar que el «lenguaje no verbal» de ambos dirigentes, o sea, lo que los oyentes no pudieron apreciar, fue casi más importante que lo dicho porque los dos asentían con la cabeza a los comentarios del contrario sobre la futura reforma de las pensiones, que Zapatero ha ofrecido negociar con los agentes sociales.
Salvaguardas
Los socialistas también argumentan que lo que ofrece el jefe del Ejecutivo, en compensación por la negativa a rectificar su reforma laboral, como hizo José María Aznar tras la huelga de 2002 contra el 'decretazo', es mucho.
Uno de los principales negociadores de la ley en el Congreso asegura que a través de los reglamentos de la ley es posible acotar determinados preceptos e introducir salvaguardas, por ejemplo, al recurso por parte de los empresarios al despido objetivo por causas económicas; o sea, a la indemnización de solo 20 días por año trabajado si se aducen previsión de pérdidas futuras.
Pese a ello, las centrales sindicales mantienen su distancia con el Ejecutivo en otros muchos ámbitos, como los Presupuestos Generales del Estado, que ayer llegaron al Congreso. Son unas cuentas que no se han discutido previamente con los agentes sociales, como sí ocurrió en cambio el pasado año. De entrada ya cuentan con el rechazo frontal de las fuerzas de izquierda en la cámara baja. Izquierda Unida, que anunció una enmienda a la totalidad al proyecto de cuentas públicas de 2011, aseguró que «profundizan en la misma línea antisocial» que la reforma que impulsó la huelga.
La vicepresidenta económica, Elena Salgado, ya avanzó que son unos Presupuestos «muy restrictivos y con muy escaso margen» para la negociación, así que, pese a la fotografía de las buenas intenciones, el Gobierno tendrá que seguir haciendo equilibrios para intentar recuperar el afecto perdido de aquellos que en la manifestación del 29-S llamaban a Zapatero traidor y cumplir al mismo tiempo las promesas que hizo ante la Unión Europea para intentar frenar los ataques de los mercados financieros internacionakes.