La Armada fue la encargada ayer de concluir con su conferencia el encuentro internacional. :: MIGUEL GÓMEZ
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Navantia cierra las jornadas con la mirada puesta en nuevos clientes

El Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada clausura una cita que ha vendido el sector naval español ante delegados de 25 países

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El sector naval español vive siempre en la incertidumbre de saber si habrá suficiente carga de trabajo que garantice su viabilidad. Los encargos que reciben los astilleros gaditanos son tema recurrente de debate, protestas e iniciativas políticas. Con el propósito de captar clientela y venderse bien en tiempos difíciles, Navantia se ha mostrado al exterior desde la ventana de Cádiz para convencer a clientes potenciales extranjeros. La fórmula elegida ha sido patrocinar el Congreso Internacional de Patrulleros (OPV-Offshore Patrol Vessels); una cita prestigiosa que se celebra todos los años y que ayer fue clausurada por altos mandos de la Armada.

En concreto, la última palabra la tuvo el Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada (Ajema), Manuel Rebollo, quien en su intervención puso el acento en la importancia de preservar la seguridad marítima. Enumeró así algunos de los peligros que la acechan como el tráfico internacional de seres humanos o armas; y ante un auditorio compuesto por delegados de 25 países, exaltó la necesidad de contar con tecnología punta para poder contrarrestar esos riesgos. Fue un discurso breve, en el que el Ajema no pasó la oportunidad de resaltar la idoneidad de haber elegido la ciudad de Cádiz como lugar de encuentro para unas jornadas que han reunido a miembros de ministerios de Defensa, servicios de guardacosta y representantes de distintas armadas nacionales que hoy tendrán la oportunidad de visitar los astilleros de Puerto Real y San Fernando. Una muestra al exterior de las posibilidades que ofrece la construcción naval española, amenazada cada vez que escasean los encargos.

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La cita que se ha venido celebrando los últimos días en el Palacio de Congresos de la capital ha coincidido con el anuncio de Defensa de la contratación de cuatro nuevos buques de acción marítima (BAM) para la Armada; un paquete que garantiza tajo hasta 2015. Esa noticia, llegada desde Madrid tras un encuentro de la diputada socialista Mamen Sánchez con la ministra Carme Chacón, tuvo su respuesta en forma de aplausos y expresiones de alegría en la sala de conferencias; mientras el vicealmirante y director de proyectos de la Armada, Ángel Martínez, detallaba las ventajas que ofrece los BAM. Al término de su ponencia, de clara vocación técnica, no ocultó la satisfacción que suponía la inversión estatal que realizará el Gobierno para renovar la flota militar y de paso despejar el horizonte laboral de los astilleros gaditanos por unos cuantos años.

Medido o no el anuncio del Gobierno, lo cierto es que llegó en un momento clave, no sólo porque se trataba de la víspera de una huelga general, sino porque también coincidió con un congreso internacional del que Navantia sale con la esperanza de haber captado nuevos clientes en el extranjero. Países con economías emergentes como Brasil o que están en plena transformación social como Turquía pueden aportar nuevas alegrías.