La conferencia de Corzo atrajo a una gran multitud a la sala del Museo Provincial. :: EVA LINDBERG
HISTORIA

«Es buen momento para analizar La Dama con métodos científicos más actuales»

Ramón Corzo protagonizó ayer la 'Pieza del Mes' en el Museo y repasó las principales claves del sarcófago fenicio

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La primera cita del programa conmemorativo del hallazgo de la Dama de Cádiz, la conferencia de Ramón Corzo dentro de la Pieza del Mes, atrajo a un numeroso público. El Museo Provincial se abarrotó de gente dispuesta a conocer de primera mano las claves del descubrimiento que en 1980 hiciera Corzo junto a su equipo de arqueólgos. El que fuera director de la pinacoteca entonces desgranó ayer los rasgos más característicos de la pieza más importante del museo.

Treinta años después de que apareciera el sarcófago antropoide femenino en el solar de Ruiz de Alda se pone en entredicho si los restos que alberga en su interior corresponden a una mujer o a un hombre. A este respecto Corzo apunta: «me parece improbable y muy remota la posibilidad de que se tratase de un varón, sí podría ser una mujer robusta». Para zanjar cualquier tipo de duda, el historiador añade que «hoy día se pueden hacer análisis genéticos y de ADN, que dan resultados más precisos que los métodos que teníamos entonces». En este sentido, Corzo reconoce que éste «puede ser un buen momento para retomar la idea y volverla estudiar, pero aún no se ha hablado nada».

Tal día como ayer, pero 30 años atrás, Cádiz vivió un momento clave en su historia. Un descubrimiento que arrojó luz sobre el pasado fenicio de la ciudad.

Era un viernes a las 14.00 horas cuando Ramón Corzo recibió una llamada en su despacho que decía que en los antiguos cuarteles de Varela, en un chalé, se había encontrado el sarcófago antropoide femenino. Curiosamente, donde residió el arqueólogo Pelayo Quintero, que durante años buscó sin cesar la pieza sin saber que la tenía bajo sus pies.

Al ser viernes, Ramón Corzo y su equipo de arqueólogos aplazaron la visita al lugar de la excavación hasta el lunes. Cuando llegó se encontró con la cara de la Dama ya descubierta y con el tupé de bolas que aún conservaba su color rojizo natural.

El grupo de arqueólogos encontró este sarcófago mucho más interesante que el masculino que se había hallado un siglo antes, en 1887.

Una vez que se limpió la tapa y los arqueólogos reconstruyeron la parte de los pies, que se encontró rota, trasladaron a la Dama al museo para poder trabajar en profundidad. Lograron rescatar los huesos y algunos objetos: un anillo, unos clavos y unas pestañas de bronce.

El descubrimiento fue clave, pero fue todo tan rápido y tan intenso que no se dieron cuenta de la repercusión que estaba teniendo a nivel nacional. Ramón Corzo explicaba ayer con entusiasmo lo que se vivió en aquellos días. Aunque entonces se realizó un amplio estudio, «todavía queda mucho por hacer».

La Dama de Cádiz, tal como la bautizó la prensa de la época, se colocó junto a su compañero masculino, erigiéndose ambos como el gran tesoro de la sección de arqueología del Museo Provincial.

Corzo recordó que el sarcófago masculino se descubrió en 1987, en las obras de la exposición marítima internacional, en la Punta de Vaca, donde hoy están los edificios administrativos de Astilleros. Allí se encontró una necrópolis, un grupo de tres enterramientos formado por dos cajas de sillares con dos cadáveres y sobre estos, el sarcófago antropoide masculino.

Este hecho supuso un cambio muy importante en la visión que se tenía tanto en España como fuera del patrimonio arqueológico. Fue Rodríguez de Berlanga quien lo publicó aprovechando que tenía en prensa un libro 'El nuevo bronce de Itálica'. Lo metió en el apéndice. De este modo se difundió rápidamente y los investigadores extranjeros comprendieron que debían de tener en cuenta los hallazgos fenicios de esta región de la Península. Este último descubrimiento impulsó la creación del Museo de Cádiz.

La mayoría de los sarcófagos descubiertos se hallaron en la antigua Fenicia, actualmente el Líbano. También hay alguno en Chipre, otro en Malta bastante tosco, y tres en el Museo de Palermo. Los dos sarcófagos gaditanos son los únicos de esta zona, la más occidental en la que han aparecido este tipo de piezas, lo que aporta su peculiaridad a las mismas.

Fisonomía

Estos dos sarcófagos están muy detallados en su estructura antropomorfa. Tienen un perfil sinuoso, se marcan la anchura de los hombros, de las caderas, el estrechamiento en las piernas. Además tienen labrado los brazos, algo «muy raro», según Corzo. Portan unos objetos, el masculino una granada y el femenino un frasco de perfume, además de tener éste el abultamiento de los senos, algo que no tiene ningún otro sarcófago de los que se conocen hasta la fecha.

Además tienen labrados los pies. Los del masculino, según Corzo «son pies de una persona que sufría artritis y de ahí que estén levemente ladeados los dedos», El femenino presenta «el dedo meñique doblado».

Tiene también especial interés el peinado, tanto el del sarcófago antropoide femenino como el del masculino, hecho de bolas de rizos, el peinado «que estaba de moda» entre finales del siglo VI, y principios del V a. C. Asimismo, según Ramón Corzo, las barbas de rizos del masculino han aparecido en otros sarcófagos datados a mitad del siglo V antes de nuestra era.