Jerez

Entre los malos recuerdos y el miedo al futuro

Los vecinos de las zonas más afectadas desconfían de que las actuaciones les eviten problemas este invierno

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Quizá la fotografía más viva, directa e impactante de cuantas se tomaron en las inundaciones del pasado invierno, es una en la que Juan Antonio Falcón Gómez, 'maitre' de la Venta La Cartuja, intenta aferrarse a la borda de una barca, tras haber caído al río. La corriente se lo llevaba, y el miedo a que los pies se le enredaran entre la maleza que arrastraba el río le hizo pasar uno de los peores momentos de su vida. Al igual que a Cristóbal, el dueño del restaurante, a Juan Antonio se le pone la piel de gallina sólo de pensar que una situación como ésa pueda volver a repetirse. El trabajo, para poner de nuevo a punto las instalaciones, fue «agotador».

Aún es pronto para aventurar previsiones fiables. La Agencia Estatal de Meteorología habla de un invierno suave y ligeramente más seco que el anterior, aunque las lluvias torrenciales, por su carácter brusco y puntual, son completamente imprevisibles. El problema no suelen ser las precipitaciones sostenidas, sino las tormentas que no dan tiempo a que el cauce del río asuma tanta agua.

Rosario Camacho, la vecina de Las Pachecas que tuvo que pasar las navidades junto a su familia en el centro cívico de la barriada rural, no pudo terminar de acondicionar su casa, completamente anegada por el fango, hasta siete meses después. Ahora se afana en preparar las dependencias de cara a «lo que pueda ocurrir». En las paredes del interior, por ejemplo, en vez de cal está colocando unas cubiertas de plástico que imita la solería.

Aunque no deja de parecerle bien que la Junta esté actuando en un tramo del río, avisa de que el problema, en Las Pachecas, uno de los núcleos más afectados durante el pasado invierno, «no viene de allí, sino de La Ina». Rosario ha rechazado la oferta para abandonar su casa y trasladarse a una vivienda de nueva construcción. Su argumento es sencillo, pero rotundo: «¿Y cómo la pago?».

Francisca Archidona, otra vecina de la barriada, es aún más rotunda: «Si llueve como llovió el pasado año, nada de lo que han hecho tendrá el más mínimo sentido. Lo único que nos puede salvar es un puñado de obras que nadie tiene previsto realizar».

Desde los Llanos de La Ina se ha criticado amargamente la falta de mejoras de los últimos 13 años (las mismas poblaciones padecieron graves inundaciones en 1996) y destacan que «incluso hay más tapones en el cauce del río que entonces». Para los afectados, «es muy triste el recuento continuado de pérdidas de todo tipo».

Tampoco allí, al igual que en El Portal, parecen estar muy convencidos de que la tala de árboles que la Junta inició hace unos días y la limpieza del cauce puedan solventar el problema, por mucho que los vecinos, como Eugenia Martín, admitan que «mejor eso que nada».