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Tres calles para taparse los oídos
Un documento revisará los niveles de estos lugares e incorporará otros nuevos en los que el ruido supere los límites permitidos Muñoz Arenillas, Zorrilla y Rosario son las zonas más «acústicamente saturadas» de la ciudad
CÁDIZ. Actualizado: Guardar«Ruido de cristales, ruido de gemidos, ruidos animales, contagioso ruido» que cantaba Joaquín Sabina. Sólo el cantautor ubetense sabe sacar rendimiento poético a un problema tan molesto como insalubre. Quizás Sabina ideó su letra mientras intentaba pegar ojo en lo que se conoce como una Zona Acústicamente Saturada (ZAS). Es decir, un fragmento de la ciudad en la que sus vecinos ven alterada su vida cotidiana con más decibelios de la cuenta. Una molestia que en la ciudad sufren tres zonas: la calle Zorrilla y la plaza Mina, la calle Rosario -en su tramo entre Columela y Tinte- y Muñoz Arenillas, incluyendo el pasaje que lo comunica con el Paseo Marítimo.
En las tres vías, el tráfico no es especialmente molesto y la actividad industrial les pillan lejos. Su problema es otro: la hostelería. O más bien , el público que atraen y que puebla aceras y puertas de bares, restaurantes o discotecas. «En el 90% de los casos el problema es el ruido ambiental, la actitud, no la actividad económica». Quien explica este hecho paradójico es Ricardo Hernández, director del Laboratorio de Acústica de la Universidad de Cádiz. El doctor sabe de lo que habla. Las tres calles están contempladas en el Nuevo Plan General de Ordenación Urbana. Bajo el epígrafe de Zonificación Acústica se recogen estas vías como zonas saturadas o «acústicamente especiales» -como a Hernández prefiere llamarlas- en un proyecto detallado elaborado por el director del Laboratorio y su equipo.
El PGOU se refiere a estas calles ya que están incluidas en las ordenanzas municipales y están sometidas al control de la Delegación de Urbanismo. Sin embargo, los hosteleros de la zona hablan de una realidad «nueva» derivada de la aplicación de la Ley Antibotellón, la declaración de estas ZAS llegó antes que la ley de 2006. «Nuestra convivencia es pacífica con los vecinos. Los locales están aislados y respetamos los horarios», explica Pilar Campos, de la cervecería La nueva del Puerto en la calle Zorrilla. Mercedes Sibila, de la Bodeguita El adobo en la calle Rosario refuerza su idea: «Cuando quitaron la movida de aquí, se acabo el problema. Además, no dan ninguna facilidad. Controlan y mucho».
Y es, precisamente, ese control del que se queja Sibila el que ha hecho posible el cambio. La Ley del Ruido habla de la necesidad de establecer medidas concretas para estas zonas. En Cádiz, las actuaciones llegaron en forma de control riguroso y limitaciones. Horarios, licencias de nuevos bares y permisos fueron y son controlados por el Ayuntamiento para conseguir que los ruidos de la zona se acercaran al estándar ideal para una zona residencial de 65 a 75 decibelios.
Nueva realidad
Es por lo que la Zonificación Acústica del PGOU remarca que estas tres ZAS se derivan de una declaración anterior y serán revisadas. Y es que el proyecto del Laboratorio de la UCA es como un gran esbozo de lo que vendrá después: el mapa de ruidos.
Un ambicioso documento que deberá estar listo obligatoriamente antes del 1 de enero de 2012 y en el que se intentará averiguar «qué proporción de personas está expuesta un determinado nivel de ruido» como explica Hernández. Es decir, una amplia investigación que durará un año y en la que se combinarán mediciones periódicas a distintas horas del día con datos urbanísticos -como el ancho de viales y la altura y superficie de los edificios- y datos censales en torno a la cantidad y distribución de personas en la ciudad.
Abstracciones científicas a parte, el mapa de ruidos tendrá una consecuencia directa sobre los ciudadanos. Hasta el punto «de poder influenciar en el valor de una vivienda». El resultado del documento será una interfaz abierta en la que se podrán introducir los datos de un edificio para saber el nivel de decibelios al que está sometido. «A partir del mapa podrán crearse planes de acción concretos para todas aquellas zonas acústicamente especiales que surjan. Habrá que tomar medidas importantes como limitaciones de tráfico, uso de asfalto poroso (menos ruidoso) o el aislamiento de edificios», puntualiza el director.
Así las cosas, el mapa de ruidos traerá nuevos ZAS y hará desaparecer otras. Aunque lo importante es su leitmotiv: «No se pretende acabar con el ruido, que es imposible, si no mejorar la calidad de vida de los gaditanos».