
La casa donde nació la libertad
El Real Teatro de Las Cortes fue el lugar elegido por los diputados para celebrar las primeras sesiones a Cortes
SAN FERNANDO. Actualizado: GuardarDurante el siglo XVIII San Fernando, conocida por aquel entonces como Real Villa de la Isla de León, vivió un espectacular crecimiento, tanto demográfico como económico, debido a la fuerte instalación de la Armada en la localidad. En este siglo la villa logró emanciparse de Cádiz (1729) y obtener el título de Real Villa (1766). También en esta centuria se creó el Arsenal de la Carraca, se iniciaron las obras de la Población Militar de San Carlos (destacando las del Panteón de Marinos Ilustres), se edificó el Observatorio de Marina y se construyeron las principales iglesias y la Casa Consistorial de la villa.
Debido al auge económico de la localidad y al crecimiento de su número de habitantes surge la necesidad de crear servicios para disfrute de la población. El 19 de marzo de 1769 un vecino isleño, llamado Juan Hercq, solicita permiso para la construcción de una Casa de Comedias en el centro de la localidad. La construcción de este Coliseo de Comedias al aire libre marca el inicio de la historia de este histórico edificio. Sobre las ruinas de esta Casa de Comedias solicitó Diego de Duarte al consistorio de la ciudad la edificación de un nuevo teatro. Este nuevo teatro recibió el nombre de Teatro Cómico y es el mismo, salvo los cambios realizados en reformas posteriores, que el actual Teatro de las Cortes. El Teatro Cómico de la Real Villa de la Isla de León fue inaugurado el 1 de abril de 1804, siendo sus empresarios José Antonio Salinas y Manuel Arenas, y censor literario Pedro de Lima y Oses.
Sólo cuatro años después este equipamiento se convertiría en la particular casa de la democracia, donde se llevaron a cabo las primera sesiones de Cortes y se discutieron conceptos tan destacados en la época como era el caso de la soberanía nacional o la libertad de imprenta.
Un acontecimiento singular
En el Ayuntamiento de la Villa de la Real Isla de León, se reunieron por primera vez, en la mañana del 24 de Septiembre de 1810, los diputados de las Cortes Generales y Extraordinarias para dirigirse a la Iglesia Mayor, lugar en el que realizarán el juramento a Las Cortes convocadas. Hasta 296 de los 300 diputados disponibles, se dieron cita en este singular acontecimiento, de los cuales 220 correspondían a la Península, Ceuta, Melilla y Canarias y 80 eran los que representaban a los españoles de América y Filipinas. La nómina de diputados incluía personas de todo tipo. Había 90 eclesiásticos, 56 abogados, 49 funcionarios, 39 militares y 15 catedráticos de universidades.
Como lugar más idóneo para celebrar las sesiones de Cortes se designó el Teatro Cómico de la Isla, cuyas reformas para la ocasión se encomendaron al ingeniero de Marina Antonio Prat. Las reformas consistieron en el arreglo del escenario y patio de butacas, para lograr un hemiciclo, sirviendo los palcos a modo de gradas. Mesas y bancadas quedarían repartidas convenientemente y adecentados algunos locales internos, inmediatos al escenario, convertido en tribuna presidencial.
Hasta el 20 de Febrero de 1811 las Cortes permanecieron en tierra isleña, porque debido a un brote de fiebre amarilla se decidió trasladar el proceso a la vecina ciudad de Cádiz para continuar sus actividades en la iglesia del Oratorio de San Felipe Neri, también adecuada para tal fin por el ingeniero de Marina Antonio Prat. La última sesión celebrada en La Isla no fue secreta sino pública y en la misma el diputado por Valencia Joaquín Lorenzo Villanueva presentó por escrito una proposición en la que solicitó que el edificio que les había acogido fuese convertido en finca de la nación y no volviese a ser destinado a públicas diversiones, decayendo su dignidad, puesto que se había convertido en un templo de la patria. Propuso que se adornase su fachada sencillamente colocando la inscripción «España libre, 24 de septiembre de 1810». Posteriormente se determinó que pasara a denominarse Teatro de Las Cortes.
El 17 de Julio de 2001, Su Majestad, Don Juan Carlos, otorgó el título de Real en atención a estos valores históricos y constitucionales.