Llegada del duque de Alburquerque para defender la Real Villa de La Isla de León del asedio. :: JOSÉ MARÍA RODA
Ciudadanos

Cuando La Isla entró en la historia

Los ciudadanos se movilizaron para luchar contra los franceses y mantener la estabilidad de las sesiones de Cortes Desde febrero a septiembre de 1810 toda España estuvo pendiente de San Fernando

SAN FERNANDO. Actualizado: Guardar
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El historiador isleño Ramón Luque resume en una sola frase la importancia de San Fernando para la historia de todo el país. «Fue aquí donde comenzó la Edad contemporánea en España y en toda Iberoamérica», un cambio de mentalidad en la que los residentes dejaban de ser súbditos para convertirse en ciudadanos. Pero, como suele pasar en los grandes acontecimientos históricos, los isleños de aquella época no eran consciente de la trascendencia que iban a tener en el futuro y mucho menos que 200 años después todo lo acontecido se convertiría en la mejor oportunidad para transformar San Fernando.

El 5 de febrero de 1810 la Junta Suprema se traslada a la Real Villa de la Isla de León una vez que Sevilla fue tomada por los franceses. No fue casual, ya que el entramado de marismas, caños y su delimitación con Cádiz la hacían un pequeño fortín. Además, existía la salida fácil para Iberoamérica en el caso de que se debiera reestructurar la lucha por España. Por ello, a unos 20.000 hombres al mando del general francés Víctor se les ordena apoderarse de Cádiz con la mayor prontitud posible. Llegan estas tropas y ocupan toda la bahía a excepción de Cádiz y La Isla. Víctor se instala en El Puerto donde establece su cuartel general. Días antes ofreció su ayuda la armada británica pero fue rechazada por los gaditanos.

Las tropas del duque de Alburquerque reciben la orden de oponerse al avance francés y un total de 11.000 hombres parten de Extremadura. Aunque Víctor creyó que no serían suficientes para detener un ataque rápido, se equivocó y la Junta local gaditana se alzó al grito de «Cádiz no se rinde». Alburquerque fue nombrado Capitán General del Ejército y Costa de Andalucía y se encargó de organizar la defensa, comenzaba así el sitio más largo de la Guerra de Independencia. Dos angustiosos años en los que se forjó como principio fundamental el concepto de libertad.

Pero Cádiz y San Fernando estaban preparadas pues desde 1808 se habían construidos murallas, fuertes y baterías defensivas. En el entorno del puente Zuazo había más de una decena, era la primera línea de defensa y el 9 de febrero los artilleros de Diego de Alvear retiene este primer intento.

Los franceses intentan entonces bombardear Cádiz, aunque no causaron daños de importancia. La primera granada cayó cerca de l Torre Tavira, pero no hizo explosión. La escuadra francesa era mandada por el vicealmirante Rosilly y ante la creciente hostilidad española tuvo que refugiarse (el 30 de mayo) en un lugar donde las baterías no pudieran alcanzarle. Es la famosa batalla de la poza de Santa Isabel en la que los franceses pretendían hacerse con el arsenal de La Carraca y los polvorines de Fadricas.

Héroes y soldados

Pero la defensa isleña cerró el paso a los buques franceses hundiendo sus propias naves en la clica para frenar a la flota disponible mientras se martilleaba a la escuadra francesa con el fuego de las baterías sin que tuvieran las embarcaciones una vía de escape. El 14 de junio de 1810 los invasores se rindieron y entregaron sus embarcaciones.

El enemigo se vio imposibilitado de hacer un despliegue favorable. fueron innumerables las batallas, combates y actuaciones heroicas. Importante papel tuvieron el Cuerpo de Milicia urbana de Honradas y los voluntarios de la Compañía de Escopeteros de las Salinas. Detrás de estas formaciones estaban los salineros dotados de armas para vigilar incursiones en unos terrenos que bien conocían. El más llamativo fue el caso del joven Rafael Medina que descubrió a varios franceses en un molino harinero y aprovechando un uniforme francés hizo que fueran a su encuentro confiados para atraparlos.

Esta idea la tuvo Cristóbal Sánchez de la Campa que se presentó como voluntario junto a sus siete hijos. Su conocimiento del terreno hizo que fuera nombrado teniente y sus avisos y advertencias fueron vitales para completar la defensa. Nunca pidió sueldo ni recompensa porque bastante tenía con asegurar la estabilidad de San Fernando, murió en 1815.

El juramento de la democracia

Los movimientos políticos también fueron constantes. La Junta Suprema Central Gubernativa de España e Indias, refugiada en la Isla de León, determinó constituir un Consejo de Regencia, el cual recibiría de esta misma Junta Suprema toda su autoridad y poder (Real Decreto de 29 de Enero de 1810).

Una orden de 16 de Febrero de 1810 mandaba desalojar a la comunidad religiosa del Convento de la Enseñanza de María para albergar a la Regencia de Reino quedando convertido este edificio, por tanto, en sede del Gobierno de la nación.

En el Ayuntamiento de la Villa de la Real Isla de León, se reunieron por primera vez, en la mañana del 24 de Septiembre de 1810, los diputados de las Cortes Generales y Extraordinarias. Siendo las nueve de la mañana, la Regencia reunió a los diputados en la sala capitular de este Ayuntamiento. Aquí fue celebrada la conferencia preparatoria en la que, según se refiere el Conde de Toreno, se dio a los diputados una minuta del juramento.

El día 24 de Septiembre de 1810, a las nueve y media de la mañana, los Diputados formados con el Consejo de Regencia se trasladaron a la iglesia parroquial de San Pedro y San Pablo (iglesia Mayor) y celebraron la Santa Misa. Tras el Evangelio, Don Nicolás María de Sierra, Notario Mayor del Reino, pronunció por dos veces la fórmula del juramento: «¿Juráis desempeñar fiel y lealmente el encargo que la nación ha puesto a vuestro cuidado, guardando las leyes de España, sin perjuicio de alterar, moderar, y variar aquellas que exigiesen el bien de la nación?». En la Iglesia Mayor de San Fernando se dieron cita 296 de los 300 diputados de los cuales 220 correspondían a la Península, Ceuta, Melilla y Canarias y 80 eran los que representaban a los españoles de América y Filipinas. Luego se trasladaron al teatro cómico de La Isla (ahora Real Teatro de Las Cortes). El resto es historia.