Del paso del ganado al del tranvía
El objetivo es que la vía se convierta en el símbolo del cambio de actividad económica que «necesita la ciudad» La calle Real ha experimentado la mayor transformación de toda su historia
Actualizado: GuardarExiste un pequeño banco en la calle Real, a la altura de Correos, que se rige por la norma más elemental de la humanidad: el que se levanta pierde el sitio. Algo curioso porque los más mayores parecen entretenerse con un juego similar al de la silla, porque el que no encuentra hueco tiene que quedarse de pie y si uno se levanta hay que ser rápido. Allí, donde antes había una pequeña freiduría, se reúne un grupo de amigos como han hecho toda la vida para pasar antes las tardes y ahora las mañanas. Entre sus recuerdos y anécdotas siempre hay una calle presente, que hila sus diferentes historias y que centra su día a día. Eso es lo que significa la calle Real para la mayoría de los isleños.
Ellos mejor que nadie conocen sus recovecos y han vivido varias transformaciones. Todos coinciden: «esto va a ser bueno para San Fernando». Tras las obras para la peatonalización y paso del tranvía, la opinión de los ciudadanos ha cambiado de forma radical. Ahora que no hay vallas, ni máquinas y su espacio está liberado en la mayoría del tramo. Ahora que las mayores molestias ya han pasado los isleños piensan que están ante la oportunidad de desarrollar la ciudad de cara al turismo y lo hará a través de un vehículo bien conocido por los habitantes más mayores.
«Antes también había un tranvía y la fábrica estaba justo en El Carmen», recordaba Jerónimo Las. «Los niños iban detrás de él y se montaban en el espacio de detrás porque iba muy lento y era algo sencillo, el problema es que los baches hacían que perdiera la corriente eléctrica y se parara», completaba Manuel Escolar.
La intención no es otra que la calle Real recupere su origen vertebrador y encabece el cambio tan ansiado de modelo de ciudad, tal y como ha hecho en otras épocas. Su nombre se debe a que antiguamente se trataba de un Camino Real que comunicaba a Cádiz con el resto de la Península ibérica. «Yo recuerdo que era una cañada Real y que era común ver como pasaba de un lado a otro el ganado y de esto no hace tanto tan sólo unos 60 años», apuntaba Manuel Cauto. Las viviendas surgieron poco a poco rodeando la calle. En 1852 se pavimenta la calle y durante la Segunda República española se denominó como avenida de la República. Tras la guerra el auge de las instalaciones militares llenó la calle Real de «gorras blancas» y ya entonces «la acera esta de Correos era conocida como la parte de los tramposos porque allí se ponían los que hacían sus pequeños trapicheos para subsistir», completó Manuel Martín.
Profunda transformación
De ahí a la actualidad, pues es el cambio que ha padecido la vía se ha convertido en el más importante no sólo ya de los últimos años sino de toda su historia. Fue el 1 de septiembre de 2008 cuando los vehículos dieron paso a las máquinas y con ellas comenzó un auténtico calvario tanto para los vecinos como para los comerciantes y hosteleros del lugar.
Medio centenar de negocios no han sido capaces de aguantar la tormenta y se han hundido por la falta de beneficios. Los que han conseguido mantenerse a flote viven ahora un proceso de recuperación y coinciden en que ahora se ve «a mucha más gente» paseando que antes de que comenzaran las obras. Especialmente prometedor ha sido el pasado mes de agosto sobre todo para la restauración ya que los diferentes actos organizados, cabalgatas e iniciativas acorde con el Bicentenario ha llenado las diferentes terrazas de los bares. Ahora, los empresarios piden un nuevo esfuerzo municipal para lograr que estos augurios se asienten.
«Es el objetivo del Ayuntamiento porque el sentido del Bicentenario es el de impulsar la actividad económica en la ciudad y la calle Real es el mejor ejemplo porque los comercios ya se han dado cuenta e incluso han experimentado las posibilidades de esta profunda transformación. Desde el PA apostamos por ello aunque sabíamos que nos iba a costar votos, tal y como fue, peor era bueno para la ciudad», afirmaba el alcalde, Manuel María de Bernardo.
Opiniones
Los comerciantes lo saben y también son conscientes que es necesario un cambio de mentalidad para conseguirlo y aprovechar esta oportunidad. Javier Bey es uno de los más afectados por las obras y también más crítico. Perdió su bar de Montañeses de la Isla a consecuencia de la actuación y ahora ha abierto otro más arriba vinculándolo al castillo de San Romualdo. Sigue afirmando que ha faltado previsión y coordinación pero también asegura que ya es inútil lamentarse. «He cambiado la fisonomía del bar y la he puesto como una antigua taberna para aprovechar el tirón del 2010. He hablado con touroperadores y también con empresas vinícolas para hacer catas y atraer gente de acuerdo a rutas encaminadas a Camarón y a todo lo que ocurrió en la ciudad».
La asociación de empresarios Emproa también aboga por ese cambio de mentalidad. «No creo que se a bueno que pase el tren pero la peatonalización sí era necesaria lo que hay que hacer ahora es cambiar la forma en la que los comercios atraían los clientes y dar nuevas ofertas», exponía su presidente, José Luis Cardoso.
Los comerciantes pretende conseguir que la calle Real sea atractiva para los clientes y turistas, «se trata de hacer un gran bulevar y creo que se va por buen camino con la homogeneización de la imagen. Se trata de que la gente pase por la calle Real y tenga ganas de volver por las facilidades que existen en ella. Si van en el tranvía que les entre ganas de bajarse por la cantidad de bares, tiendas y ofertas», señalaba Luis Robledo, presidente de Horeca en la localidad.
Si todo marcha según las previsiones en diciembre la calle estará totalmente liberada y será entonces el tiempo el que decida si fue un acierto o no, si se supo aprovechar o no sus posibilidades, si la calle Real volverá a convertirse en el eje principal de la ciudad o se irá apagando por la falta de actividad.