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Bardem esconde las uñas
El actor confiesa que le hacen feliz «las mismas cosas que al resto del mundo. Ser amado es fundamental»
SAN SEBASTIÁN. Actualizado: GuardarHabía que ver a Javier Bardem en 1993, cuando presentó 'Huevos de oro' en San Sebastián. Mientras trataba de ligar con una azafata en la puerta del María Cristina, una valla publicitaria gigantesca del filme de Bigas Luna le mostraba de fondo agarrándose sus atributos. Tenía 24 años. El Javier Bardem que ayer entregó el Premio Donostia a Julia Roberts tiene 41, un Oscar y en apenas cuatro meses será padre del niño que espera Penélope Cruz. A diferencia del resto del equipo de 'Come, reza, ama' -incluida Roberts-, no concedió entrevistas a los medios escritos. Quizá para compensar, a su llegada al hotel firmó autógrafos y se dejó fotografiar durante un rato por los fans. Bardem tuvo que pasar el mal trago de la abarrotada rueda de prensa. Varios reporteros graciosos iban armados de biberones, txapelas y muñecos que a buen seguro sacarían de quicio a la arisca estrella. «No se admitirán preguntas personales», advirtieron desde la organización, algo insólito en la historia del festival. Cuando un periodista intentó salirse de las consabidas cuestiones promocionales, una espontánea Julia Roberts le avisó en español: «¡Cuidado...!».
Los protagonistas se cruzaron piropos. Para Bardem, Roberts es «una mujer extremadamente bella, una profesional como la copa de un pino». «Trabaja duro y tiene mucha valentía en su profesión, porque arriesga en sus proyectos y hace las escenas sin control previo. Estar con ella en el set es un lujo para un actor. Y además, es muy divertida».
'Come, reza, ama' convierte al actor en un hombre de negocios brasileño que levanta el ánimo a la alicaída viajera americana a ritmo de revolcones. Un personaje basado en alguien real. «Conocí al verdadero Felipe. Me dijo que hiciera lo que quisiera, que no tenía que ser fiel a la realidad. Era un tipo atractivo, inteligente, simpático. Y entonces me pregunté por qué me habían llamado a mí. Intenté capturar su esencia, la de un hombre que ha superado la duda y el dolor para volver a creer». El ganador del Oscar por 'No es país para viejos' -«ojalá encontrase más personajes así, pese al corte de pelo»- eludió responder si la paternidad cambiará su escala de valores. «A mí me hacen felices las mismas cosas que al resto del mundo». A los 20 años, contó, viajó a Brasil solo. «Pasé dos meses y fue la aventura más hermosa de mi vida. Los brasileños son afortunados, aunque este año no tengan la Copa del Mundo, nos tocaba a nosotros. ¿Qué me gustaría hacer antes de morir? Seguir viviendo».
Bardem ha superado el estigma que acecha a los latinos en Hollywood, condenados a personajes de la misma procedencia. Su acento cada vez es mejor. «Hablar en inglés es difícil», explicó. «En este filme ensayé un inglés con acento brasileño muy suelto, libre, como ese hombre que fluye. Pero lo importante no es el acento, sino el propio personaje».
Bardem comparte el credo de Elizabeth Gilbert, la autora de 'Come, reza, ama'. «Las tres cosas son fundamentales para tener salud. Comer, ser amado y rezar, más allá de la identificación con una religión determinada. Me refiero a que de vez en cuando tienes que pararte a pensar qué es lo que te pasa, qué desea tu espíritu». El actor habrá triunfado en Hollywood, pero tiene claro que seguirá sin sacarse el carné de conducir. En el rodaje casi atropella a Julia Roberts cuando ésta iba en bici: «No sé por qué, pero los directores no se creen que no sé conducir». 'Come, reza, ama' llega a los cines este viernes. Y el 3 de diciembre se estrenará 'Biutiful', de Alejandro González Iñárritu, con Bardem de protagonista viviendo un infierno en la Barcelona más canalla. Antes se pondrá a las órdenes de Terrence Malick. «Empezamos a rodar en octubre. Me siento afortunado por trabajar con un maestro. Apenas sé de qué va la historia, tiene una forma poco ortodoxa de rodar. Será una aventura total».