VALORES

Imagínese que presencia una pelea de gravedad y no tiene el valor de intermediar por temor a las represalias, pero sí posee los valores necesarios para llamar urgentemente a la Policía para que intervenga. Al fin y al cabo ellos deben estar ahí para salvaguardarnos de posibles peligros, puede pensar usted con gran parte de razón.

Imagínese que los agentes llegan al lugar del conflicto y con la autoridad que les otorga su cargo intentan poner orden. Hasta ahí todo normal. Lo ilógico llega ahora. Ocurrió hace seis años y un policía terminó recibiendo un botellazo en la cabeza por parte de una ¿persona? que ahora ha sido condenado a cuatro años de cárcel. ¿Suficiente castigo? Para Uno de Jerez claramente no. "¡Qué poco vale intentar matar a una persona que sólo hace trabajar para que podamos vivir todos un poco mas tranquilos. La Justicia que siga actuando de esta forma, que pronto tendremos que llaver todos pistolas para poder defendernos".

Bueno, tampoco es cuestión que convirtamos la sociedad en una película de vaqueros. Te lo dice otro que está en Jerez. Eso sí, puede ser que a veces "se trate mejor al delincuente que al que defiende la ley" y que en ocasiones lo barato sale caro y lo caro muy barato. Como también piensa j a d, que achaca este tipo de problemas a nuestros dirigentes y nuestro sistema judicial. "Somos unas ovejas manejadas por los políticos y jueces de esta baratija de nación", sequeja amargamente.

La nota discordante en este caso la pone El Mindundi, que tampoco se fía demasiado de la actitud policial, porque "desde luego seguro que no les dio por pegarle porque sí. Algunos policías son cobardes y lo único que hacen es tocar el pito y tirar petardos en manifestaciones y para eso mejor que se queden en sus casas". Como debería quedarse el jarrón de la Cartuja en el Museo Arqueológico Nacional, según Garrapatero, por mucho que lo quiera reclamar ahora IPJ al Ayuntamiento, "no vaya a ser que al llegar aquí lo confundan con un trasto viejo y vaya a la basura como el Pendón".