Bendicto XVI saluda en el colegio Oscott en Birmingham, ciudad desde la que regresó a Roma. :: AP
MUNDO

El Papa convence a los británicos

Benedicto XVI finaliza su exitosa visita a Reino Unido con una misa de beatificación del cardenal Newman

LONDRES. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El Papa regresó ayer a Roma tras la última jornada de su visita de Estado de cuatro días a Reino Unido recibiendo en su despedida en Birmingham el elogio del primer ministro, David Cameron, que le agradeció que su viaje haya provocado que la población «se incorpore y piense».

La gira pontificia ha sido calificado como exitosa. Benedicto XVI era percibido en la vida pública antes de aterrizar en Escocia como un gestor antipático de una Iglesia sacudida por el escándalo internacional de los abusos sexuales a niños y por su respuesta. Y eso ocurría en un país que ha debatido en los últimos años con ardor el papel de la religión con respeto a la política o la ciencia. Uno de los portavoces vaticanos, el sacerdote inglés y profesor de filosofía, Jonathan How, describía la situación británica con estas palabras: «El ateísmo ha encontrado su voz».

El Papa criticó el «secularismo agresivo» y en su discurso en el Parlamento, lo que la Iglesia percibe como intento de «marginar el cristianismo» en la vida pública. Pero sus palabras sobre el papel de la religión como 'correctivo' de la razón política y de ésta como freno al fundamentalismo religioso fue bien recibido.

Joseph Ratzinger ha presidido una variedad de actos públicos -transmitidos en directo en un gran despliegue de la BBC, a la que portavoces católicos han criticado por un supuesto sesgo contra su Iglesia- que incluían toda la gama de temas del viaje: jóvenes, ancianos, educación, relaciones con la Iglesia anglicana... El sábado pronunció en la catedral de Westminster la homilía que define su posición ante el asunto contemporáneo más problemático: el abuso de niños. Al definirlo como delito, y no sólo como pecado, el Papa se ganó el favor de comentaristas en los medios, pero el calculado discurso no satisface a las víctimas, que piden que los archivos eclesiales se hagan públicos y que la Iglesia católica colabore con las autoridades civiles, como hace la anglicana.

Ayer, en su despedida, Benedicto XVI ofreció un nuevo gesto de amistad hacia Reino Unido condenando como diabólica la ideología del nazismo. Conscripto a las juventudes hitlerianas a los 14 años, el Papa saludó la resistencia británica a caer ante un poder que él, como alemán -dijo en su homilía- también sufrió. Ratzinger no es un Pontífice carismático como su predecesor, Juan Pablo II, que cautivó a sus seguidores en 1982 en una visita pastoral basada en una colecta de fieles, pero encontró ayer en la misa de beatificación del cardenal inglés John Henry Newman el colofón ideal para sellar su propia visita de Estado.

Identificándose con un sacerdote inglés intelectual, esforzado en la aplicación a la razón a su fe, animador del conocimiento y de la educación, el Papa selló un viaje que algunos correligionarios preveían como catastrófico pero que ha mostrado en realidad a un Santo Padre mesurado y riguroso, que a pesar del avance de los años ha expresado jovialidad en algunos momentos.