La ansiedad obliga a resetear

Los problemas se le acumulan al Córdoba en este arranque de campeonato. Si en las tres primeras jornadas los marcadores no reflejaban lo ocurrido sobre los terrenos de juego y perdía puntos y partidos de manera increíble, en la tarde de ayer bajó varios escalones situándose en la casilla de salida, ya que en esta ocasión no hay nada que objetar a la derrota, que fue completamente merecida. Quizás lo más doloroso es que el rival, el Xerez de Javi López, no necesitó realizar el partido de su vida, ni mucho menos. Se limitó a manejar los tiempos del choque, los nervios del rival y, con el marcador en franquía ejecutó una suerte que le ha faltado al Córdoba en esta temporada: matar el partido apropiándose del balón. La segunda parte no se jugó porque el Xerez dijo que no se jugaba, simplemente. Mientras, un Córdoba sin herramientas sólo pudo correr tras el esférico y las pocas veces que lo tuvo no supo qué hacer con él. En lo que sí se pareció el equipo de Alcaraz al de otras jornadas fue en las dudas defensivas, ya que nada más empezar se producía el primer malentendido atrás entre Beobide y Agus.