ABUELITO DIME TÚ
Los sindicatos llegan tarde al llamamiento de huelga general. La gente está cansada y sólo piensa en llegar a final de mes
Actualizado: GuardarLos sindicatos se afanan en culpar a todos los que tienen a su alrededor de la que se avecina para ese día, para tener la excusa perfecta si el 29 pasa en el calendario como un día más laboral, sin más pena ni gloria que la que consigan los piquetes en su batalla antidemocrática de atemorizar a quien ejerce su derecho al trabajo. Ya lo vimos con la huelga del Metro en Madrid y lo seguiremos viendo. Es algo que nunca he entendido, porque trabajadores son todos y cada uno sabe cómo debe defender su puesto de trabajo sin tener que someterse a unas siglas. Los sindicatos llegan tarde al llamamiento, la gente está cansada y sólo piensa en tocar fin de mes con las rejas de la nevera a medio llenar, aunque para ello cotice en la economía sumergida, por cierto, de la que pocas veces he escuchado hablar a los líderes de los trabajadores. Un veterano sindicalista de esta provincia, de aquellos que se hicieron del Movimiento Vertical Franquista en la clandestinidad y llenaban los depósitos de gasolina con dinero de su bolsillo, sin subvenciones ni horas liberadas, me decía que el problema de los sindicatos es que se habían politizado demasiado, olvidando que su papel en esta sociedad era la defensa del trabajador y la búsqueda de creación de empleo. En definitiva, se han profesionalizado y en muchas ocasiones funcionan como empresas, impartiendo cursos de formación a cambio de dinero (llámese subvenciones), permitiendo de esta manera que el Gobierno no contabilice a sus alumnos en las listas del paro e incluso haciendo la competencia a autónomos que con mucho esfuerzso y riesgo abren sus academias sin ningún tipo de ayuda. Ellos también son trabajadores, pero sé de muchos que nunca se han sentido ni arropados ni defendidos por los sindicatos, que casi siempre han estado más volcados en defender al funcionario que al trabajador de la privada o autónomo. En la mayor parte de los casos, los comités de empresa del sector privado sirven como refugio para aquellos que ven peligrar su puesto de trabajo (otro privilegio sindical) y que no pueden ser despedidos por su vinculación sindical y en otros casos, al final el comité acaba rendido a las presiones de la empresa porque el apoyo es escaso. En algunas instituciones la 'paz social' pasa porque el político haga la vista gorda con el comité. Tú no te metes conmigo, yo no me meto contigo. Mientras al Gobierno le ha ido bien han chupado de la teta, pero ahora que ven peligrar sus subvenciones y sus puestos de liberados (lo próximo en meter mano después del recorte a los funcionarios, que parecían intocables) la cosa es diferente. Le han visto las orejas a Dumbo. Desde luego, lo de convocar a los abuelos a que secunden la huelga general del 29 de septiembre es de las propuestas más surrealistas que he escuchado en los últimos tiempos.Por favor, no desviemos la atención del principal problema, a ver si al final la huelga fracasa y le vamos a echar la culpa a los pobres abuelos, que son de los pocos que hacen encantados su trabajo. No es que esté en contra del papel de los sindicatos, pero sí decepcionada como muchos otros ciudadanos para los que la huelga llega demasiado tarde.
Todos somos Beatriz
Beatriz es una joven que lo único que ha hecho es defender una Escuela de Enfermería para su gente, en la Sierra donde muchos han nacido, un centro ya construído por la iniciativa privada, una inversión que no le ha costado ni un duro a una Administración que se ha empecinado en que este recurso educativo y de fomento del empleo no hace falta en la Sierra. Beatriz ha sido llamada ante la juez por tirar panfletos delante del Rectorado con supuestas injurias y calumnias contra el rector, que al final ha conseguido que esta infraestructura no funcione en la Sierra y que ahora mismo está cerrada a la espera de los permisos que necesita de la Junta para que una universidad privada de Portugal la ponga en marcha, algo que me parece no va a ser tan fácil. De momento, este curso está perdido. En fin que Beatriz no está sola, que varias decenas de compañeros se acercaron con ella al juzgado para autoinculparse bajo el lema «Todos somos Beatriz» y ahora serán juzgados junto a ella.