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Cádiz descubre el filón verde
Las 132.000 hectáreas actuales dedicadas a productos cultivados sin químicos suponen un incremento del 30% con respecto a 2007 La agroindustria ecológica casi duplicó su actividad en la provincia durante el pasado año
| CÁDIZ. Actualizado: GuardarEl secreto, en el fondo, es muy sencillo: que los tomates sepan a tomates. El escritor José Luis Alvite, rendido a la cultura de los productos ecológicos, opina en uno de sus textos: «Es difícil encontrar en el supermercado una fruta que conserve el olor y el sabor que tenía hace 30 años cualquier ejemplar de la misma especie. Las personas de mi generación tenemos la suerte de recordar los sabores naturales de muchas cosas de las que, por desgracia, nuestros hijos sólo podrán percibir su literatura, y nuestros nietos, su arqueología».
En el siglo XX el reto de los productores era que sus frutas y verduras presentaran el mejor aspecto posible. El chasco venía después, al primer mordisco, cuando esa manzana enorme y roja que tanto prometía desvelaba la textura de una bola de cartón. Hoy la carrera es otra. Aunque el campo sigue azotado por sus males endógenos y la crisis amenaza con sembrar los terrenos de facturas, el sector de lo ecológico no sólo ha aguantado bien el tirón, sino que encima, con el viento en contra, empieza a sacar pecho.
El perfil del consumidor ecológico (cada vez más amplio) habla de un prototipo de comprador fiel y constante, que incluso llega a sentir cierta culpabilidad si se salta la norma autoimpuesta de evitar cualquier producto 'mancillado' con sustancias químicas o industriales. De ahí que las ventas no se hayan resentido. Además, el abanico de opciones para obtener rentabilidad de este nicho emergente de mercado (lo que se ha dado en llamar 'agroindustria ecológica') no deja de ofrecer nuevas alternativas: preparados alimenticios, conservas naturales, zumos sin aditivos, postres y confitería...
Cádiz, a tenor de los datos, no está dejando pasar ese tren. La Junta de Andalucía estima que el conjunto de la producción de la agroindustria ecológica en la provincia se incrementó el pasado año en un 89,47%, uno de los valores absolutos más altos de la comunidad. Si en 2008, 38 empresas se dedicaban exclusivamente a este sector, en 2009 ya eran 72. Almazaras, bodegas o panificadoras han surgido con el firme propósito de aprovechar el filón verde. Tanto el mercado nacional como el extranjero absorben, de inmediato, el 100% de lo producido.
Los agricultores confían más en las potencialidades de la provincia que en lo que el negocio actual supone. En un momento en el que el campo tradicional no deja de padecer los problemas derivados de tener que vender casi por debajo del costo (algo que lleva a muchos agricultores a plantearse abandonar definitivamente las plantaciones), las hectáreas que se dedican a cultivos ecológicos han crecido más de un 30% en los últimos 24 meses. En concreto, la provincia contaba en 2009 con 132.820,79 hectáreas que se destinan a esta producción, por las 100.869,69 que se destinaban en 2007.
Cereales, olivar y legumbres
Este dato supone que Cádiz es una de las líderes en la producción ecológica de Andalucía, algo que adquiere aún más valor si se tiene en cuenta que nuestra comunidad copa el 54% de la producción del Estado. No obstante, no hay que lanzar las campanas al vuelo porque buena parte de estas hectáreas, se destinan a pastos, praderas y forrajes. La mayor parte del empleo la concentran los cereales, el olivar o las legumbres, que son los que mayores hectáreas ocupan en la provincia. Los cultivos frutales y hortícolas son la gran esperanza futura.
El sector genera en la Comunidad Autónoma más de 165 millones de euros al año y supone ya el 12% del empleo relacionado con el medio ambiente, según los datos que maneja el Comité Andaluz de Agricultura Ecológica (CAAE), principal organismo certificador de alimentos ecológicos. Por delante de Cádiz sólo se encuentran, en cuanto a superficie destinada a este fin, Huelva y Jaén, con unas 175.000 hectáreas cada una, aunque con algo más la primera que la segunda. En toda la región andaluza hay casi 890.000 hectáreas de ecológico, lo que implica un incremento de algo más del 10% en el último año. Del total de 8.500 productores, unos 750 son gaditanos, aunque su aumento en valores absolutos durante 2007 y 2008 ha sido el mayor de la comunidad.
El reto de la autodistribución
Las explicaciones que dan las pequeñas cooperativas serranas de la provincia a este incremento tienen que ver, sobre todo, con el mal momento que vive la agricultura tradicional. Benito Rojas es un agricultor de 38 años que ha optado por producir ecológico porque «uno puede aspirar a algunas pequeñas ayudas europeas, cosa que ya no existen para la agricultura normal, y además después puedes vender de una manera un poco más decente tus productos por la zona, a través de las cooperativas».
Asociaciones agrarias como la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos (COAG) y la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) denuncian continuamente los precios abusivos de compra que imponen las comercializadoras a los agricultores, a pesar de que posteriormente esos precios lleguen a multiplicarse incluso por cinco para llevarlo hasta el consumidor. El tipo de comercialización que se trata de imponer en lo ecológico, la distribución de una producción a pequeña escala y en un mercado local, evita «encontrarse en manos de esas empresas al eliminar esta intermediación», destacan los colectivos agrarios.
La agricultura ecológica utiliza la máxima de no emplear pesticidas, herbicidas y abonos artificiales, además de respetar los tiempos de plantación y recogida de cada producto, dejándolo madurar de manera natural en el campo. Además, también se tiene muy en cuenta el hecho de que en las parcelas convivan varios productos y respetar los tiempos de barbecho para que la tierra recupere sus nutrientes. Esta forma de producir, unida a la de comercializar y vender, convierten a este tipo de agricultura en la que más mano de obra precisa.
El Sindicato Andaluz de Trabajadores, a través de su portavoz, Diego Cañamero, viene solicitando desde hace un tiempo una mayor apuesta por la agricultura, los cultivos a pequeña escala y la ganadería, como medio de creación de empleo, tal y como exponen en todas las manifestaciones contra la crisis que organizan. A esos beneficios laborales hay que añadirle el hecho de que lo ecológico requiere un 20% más de mano de obra, convirtiéndose por tanto en un posible motor de desarrollo para poblaciones agrícolas.
La situación también supone que ferias tradicionales de comercio ya comiencen a hacer hueco en sus estanterías a estos productos o que incluso se creen nuevas iniciativas como la I Feria de la Agricultura Ecológica que tuvo lugar en agosto en Puerto Real. También se suceden jornadas sobre el futuro de las producciones ecológicas como la que organizó Grazalema en el pasado mes de noviembre.
La Asociación de Agricultores y Ganaderos Ecológicos de Cádiz, Econatura, reconoce la importancia que la provincia tiene dentro de Andalucía y la de ésta dentro del Estado. No obstante, actualmente apuesta por potenciar la orientación al mercado y a los consumidores por parte de los productores y fabricantes de alimentos ecológicos y «aportar información y formación útil, completa y coherente relativa a su comercialización y distribución», destacan.
Cada vez resulta más complicado no encontrar cooperativas aceiteras o bodegas que ya no cuenten con una línea de ecológico dentro de sus productos. El futuro es verde.