![](/cadiz/prensa/noticias/201009/18/fotos/3339546.jpg)
ETA se propuso limitar el poder de los políticos 'liberados' de Batasuna
La banda diseñó hace un año un plan denominado 'Hormiga roja' para trabajar «con otra gente» en una alianza independentista
BILBAO. Actualizado: GuardarETA diseñó en agosto del año pasado un plan acabar con el poder de la ilegalizada Batasuna en el seno de la izquierda 'abertzale' y sustituirlo por asambleas bajo su control. Esta iniciativa figura en el documento 'Hormiga roja' de ETA, al que ha tenido acceso este periódico, un texto con el que la banda pretendía remodelar la izquierda abertzale de cara a los próximos años. En el escrito, los terroristas proponen además un cambio en la actuación de la izquierda 'abertzale', a la que le pide que se acerque a otras fuerzas políticas para crear «una alianza independentista».
El texto 'Hormiga roja' es uno de los documentos en los que se ha basado la operación llevada a cabo el martes por la Guardia Civil contra la ilegalizada Ekin, en la que han sido detenidas a nueve personas. Según señaló el Ministerio de Interior, la función de Ekin era convertirse en la columna vertebral de la izquierda 'abertzale', lo que implicaba controlar a la ilegalizada Batasuna en un momento en el que los miembros del partido suspendido estaban yendo más lejos de lo que la banda estaba dispuesta a aceptar con las propuestas a favor de las vías políticas.
Según se desprende de 'Hormiga roja', en el verano del año pasado ETA ya había teorizado sobre la necesidad de restar poder a los miembros de Batasuna dentro de todo el conglomerado radical. Aunque el documento se mueve en una ambigüedad calculada para evitar una crítica directa a los dirigentes radicales más conocidos públicamente, sí que existen párrafos con una carga demoledora hacia ellos. «Hay que superar en nuestras estructuras el vicio, la falta de autocrítica, la comodidad y las malas costumbres. Hay que limitar al máximo el papel de los 'liberados'», escriben los terroristas.
Con el término 'liberados' se refiere a quienes ocupan puestos dirigentes en el seno de la izquierda 'abertzale'. En otro momento, ETA afirma que una de las misiones de la nueva organización debe ser «romper el 'politiquismo' que hemos desarrollado en los últimos años».
Según fuentes de la lucha antiterrorista, estas declaraciones muestran entre líneas el conflicto que ya existía en el seno de la izquierda 'abertzale' -y que se mantiene en la actualidad- entre los más ortodoxos y las vías posibilistas. Las críticas a Batasuna suponían un intento de ETA de laminar a los más blandos y sustituirlos por personas afines a su línea. En este sentido, el propio papel de Ekin era el de actuar como 'comisarios políticos' dentro de la coalición ilegalizada para controlar la disidencia.
Las mismas fuentes han señalado que ETA defendía en su documento poner en marcha un sistema de toma de decisiones descentralizados con el fin de eliminar la capacidad de dirección de los dirigentes más señalados. Para ello, solicitaba dar más poder a «pueblos y barrios», ante los que los 'liberados' de Batasuna deberían rendir cuentas.
En el documento aparecen también algunas reflexiones sobre la actual estrategia de la izquierda 'abertzale'. En varios momentos, ETA teoriza sobre la necesidad de preparar el terreno para un trabajo conjunto con otras formaciones políticas de cara a la creación de un foro soberanista. «Debemos prepararnos y reeducarnos a nosotros mismos y adaptar nuestra forma de actuar en política para trabajar con otra gente», escribe la banda. Una de las obsesiones de ETA era la «activación popular», es decir, la recuperación de una capacidad de movilización que estaban perdiendo y que les llevaba a vivir en un «autoguetto».