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El Papa alerta sobre el «laicismo agresivo»
Ratzinger dice que la Iglesia está «en penitencia» por los pecados de los curas pederastas
LONDRES. Actualizado: GuardarEl papa Benedicto XVI alertó a la sociedad británica contra el «extremismo ateo» y «las formas más agresivas de laicismo» en la primera intervención pública de su viaje de Estado a Reino Unido, que comenzó ayer en Edimburgo. El Pontífice agradeció la invitación de la reina Isabel II, quien le recibió en su residencia oficial escocesa del castillo de Holyrood y transmitió en su mensaje de bienvenida la plena confianza de que la visita del Santo Padre «profundizará» la relación entre las Iglesias de Roma, Inglaterra y Escocia.
El abuso de menores por curas pederastas envuelve en polémica el viaje de cuatro días de Benedicto a Gran Bretaña. El Papa intentó solventarlo antes de pisar el aeropuerto de Edimburgo en declaraciones al grupo de periodistas que le acompañó en el vuelo desde Italia. «Me entristece que la autoridad eclesiástica no haya estado suficientemente alerta ni haya tomado las medidas necesarias con la suficiente rapidez y firmeza», lamentó.
Joseph Ratzinger añadió que los sacerdotes en riesgo de cometer actos de pederastia no deben tener acceso a los niños porque «sabemos que es una enfermedad y la fuerza de voluntad no funciona» para prevenir o evitar «este mal». «Debemos proteger a esta gente contra ellos mismos», advirtió. A las víctimas de los abusos les ofreció ayuda «material, psicológica y espiritual» para que puedan recuperarse del trauma y «redescubrir la fe en el mensaje de Cristo».
Es probable que el Papa reciba en audiencia a las víctimas en alguna escala de su itinerario que ayer le llevó de Edimburgo a Glasgow y Londres y concluirá en Birmingham el domingo. Ya lo hizo en Estados Unidos, Australia y Malta y, de repetir la experiencia en Gran Bretaña, «será en privado y sin previo aviso», según señaló días atrás el arzobispo de Westminster, Vincent Nichols. Los que han sufrido abuso y violencia en manos del sacerdocio exigen un gesto más abierto del Pontífice, quien ayer sugirió que la Iglesia católica está en «estado de penitencia» por los pecados cometidos por los curas pederastas. «Es difícil comprender cómo ha sido posible esta perversión de la misión del sacerdocio», señaló dentro el avión que aterrizó a media mañana en el aeropuerto, donde le recibió el príncipe Felipe.
«Una mano de amistad»
Más tarde, en el umbral del castillo de Holyrood, Benedicto XVI extendió «una mano de amistad» al pueblo británico. Entre la comitiva de bienvenida se encontraban el viceprimer ministro, Nick Clegg; el jefe del Gobierno escocés, Alex Salmond; el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, y otras personalidades eclesiásticas y políticas. La reina y jefa de la Iglesia anglicana coincidió con su invitado en que la «religión nunca puede convertirse en vehículo de odio» y recordó que la «libertad de culto está en el centro de nuestra tolerante y democrática sociedad».
Isabel II anticipó con su reivindicación la respuesta del máximo autoridad en la Santa Sede. El Papa aludió al «esfuerzo de Reino Unido por ser una sociedad moderna y multicultural», pero alertó contra el peligro de dejarse llevar por el «extremismo ateo» y resaltó que, en la consecución de este reto, se ha de respetar «los valores tradicionales y expresiones culturales que las formas más agresivas de laicismo ya no valoran ni incluso toleran». «No dejemos que oscurezcan los cimientos cristianos que apuntalan su libertad», señaló.
Tras una breve recepción en los jardines del castillo, el Santo Padre se trasladó en el 'papamóvil' hasta la residencia del cardenal Keith O'Brian, el representante de los católicos en Escocia. Se había colocado sobre su túnica blanca una bufanda escocesa con un estampado diseñado para marcar la ocasión en tartán de varios colores: verde y azul con líneas entrecruzadas en amarillo en símbolo del estandarte de la Santa Sede. Fue un signo simpático que agradecieron algunas de las miles de personas que se acercaron a Prince's Street, la calle más comercial de Edimburgo, para ver pasar la comitiva papal.
«La Iglesia os pertenece», exclamó Benedicto en la misa que ofició por la tarde en el parque de Bellahouston, en Glasgow, la primera de las tres masivas congregaciones convocadas hasta el domingo. El Papa se dirigía en particular a los jóvenes católicos, a quienes transmitió un claro mensaje: «Hay muchas tentaciones delante de vosotros cada día: drogas, dinero, sexo, pornografía, alcohol. El mundo os dice que aportan alegría pero estas cosas son destructivas y divisorias». Susan Boyle, ganadora de un popular concurso de televisión, entonó una canción de despedida al encuentro de Benedicto XVI con el pueblo escocés. Al anochecer voló a Londres, donde pernoctó en la nunciatura. Hoy se reúne con el jefe de la Iglesia anglicana, el arzobispo de Canterbury, en el palacio de Lambeth, y visitará el Parlamento de Westminster.