Rajoy, flanqueado por el presidente de Melilla, Juan José Imbroda (izda.), y por Esteban González-Pons (dcha.), da ayer un paseo por el centro de la ciudad. :: EFE
ESPAÑA

Rajoy modera en Melilla sus críticas a la actitud del Gobierno hacia Marruecos

El líder del PP dice «no compartir» la carta de Abas el Fasi, que tachó su visita de provocación, pero no valora las palabras del primer ministro de Marruecos

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Mariano Rajoy dejó en Madrid la agria reacción del PP ante la, a su juicio, «tibieza» con la que respondió el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ante los incidentes fronterizos con Marruecos del pasado agosto. El líder de los populares, por contra, trajo ayer a Melilla un mensaje de amistad y cooperación entre ambos países, aunque sin renunciar a una premisa: la españolidad de Melilla y Ceuta no admite discusión alguna.

El jefe del principal partido de la oposición mantuvo con desparpajo su derecho a desplazarse «con absoluta normalidad» por todo el territorio español, incluidas las dos ciudades autónomas norteafricanas, aunque ayer introdujo un matiz que se puede interpretar como un gesto de cortesía hacia Rabat, ya que justificó su estancia porque respondía a una «invitación» expresa del presidente de Melilla, el también popular Juan José Imbroda. También tuvo el gesto de no visitar la verja fronteriza, su presencia allí podría despertar las suspicacias marroquíes, como ocurrió cuando José María Aznar se paseó en agosto por el área limítrofe.

Rajoy, por tanto, optó por la diplomacia -«no he venido a polemizar con nadie», avisó- y eludió cualquier comentario que supusiera encender la mecha de una nueva crisis entre Madrid y Rabat -«es una visita en positivo y siento que alguien lo haya interpretado de otra forma», remachó-.

El jefe de filas de los populares se alejó del tono flamígero de declaraciones de otros miembros de su partido que sí pusieron en un compromiso a la diplomacia española en agosto. Ni siquiera siguió la estela que trazaron ayer mismo miembros de su equipo que censuraron la actitud gubernamental ante la carta del primer ministro marroquí, que tachó su visita de «provocación». La secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, echó en falta más «contundencia» del Ejecutivo ante la misiva de Abas el Fasi; mientras que el presidente melillense alertó que las «posturas dubitativas, frías o comprensivas» del Gobierno lo único que hacen es dar «bazas a Marruecos».

Nada de eso. El comportamiento de Rajoy en Melilla no supuso un quebradero de cabeza para Zapatero. Más bien al contrario. Defendió, entre otras cuestiones, que España y Marruecos deben trabajar juntos «para cultivar lo mucho que nos une y no lo poco que nos separa». Y es que, en su opinión, ambos países «tienen mucho que ganar desde el entendimiento y la cooperación».

Sin incidentes

Esta normalidad y la falta de incidentes -apenas se concentraron una veintena de jóvenes del lado marroquí del paso fronterizo de Beni-Enzar que no entorpecieron el tráfico- contrastaron con el impacto que provocó el miércoles la carta que el primer ministro marroquí, en su calidad de secretario general del partido nacionalista Istiqlal, envió el miércoles a Rajoy. Preguntado por ella, el dirigente popular se limitó a poner de manifiesto que «no compartía» su contenido pero evitó cualquier alusión sobre El Fasi que pudiera dar lugar a una nueva controversia. Haciendo gala de idéntica dosis de mano izquierda, también pasó de puntillas por la actitud del Ejecutivo español. «El Gobierno dice que soy libre para moverme por el territorio español, ¡faltaría más!», enfatizó.

El tono conciliador de Rajoy se dejó notar desde el principio de su alocución en la sede del Gobierno melillense. Tuvo sendas cálidas referencias al reciente fin del Ramadán, el mes sagrado de los musulmanes, y a la celebración del Año Nuevo Hebreo, dos colectivos con indudable peso en la ciudad.

Compromisos

El presidente de la ciudad definió a Rajoy como «el amigo de Melilla» y le arrancó el compromiso de que, si gana las próximas elecciones y llega a la Moncloa, impulsará la ampliación del puerto y dará la batalla ente la Unión Europea para que Ceuta y Melilla reciban el mismo trato especial que las regiones ultraperiféricas como Canarias o las islas francesas para que puedan a optar a fondos europeos para el periodo 2014-2020.

Rajoy ha adquirido además la costumbre de contestar solo a tres preguntas en sus comparecencias públicas a las que suele poner fin si se le interpela sobre casos de corrupción que afectan al partido o sobre la designación de candidatos. También sucedió en Melilla. Preguntado por la diferencia que había entre los imputados del PP de Madrid, a los que la dirección nacional forzó a dimitir, y los de la Comunidad Valencia, que se mantienen en su puesto pese a los indicios delictivos. «No son lo mismo unos casos que otros», explicó una vez más el líder de los populares.