Tradición y tenis vuelven a congregarse
El Trofeo de la Vendimia disputará la fase final entre el 4 y el 8 de octubre con una participación de 52 tenistas
Actualizado: GuardarPara aventurarse a organizar 27 ediciones de un torneo hace falta más que una simple inquietud deportiva. «Hay que sentir el tenis muy adentro», desvela Antonio Gallego, impulsor del Trofeo de la Vendimia desde que el evento alcanzó su sexta convocatoria.
El objetivo del campeonato es claro: aunar las raíces clásicas de la raqueta con las nuevas promesas del deporte. Una pretensión que se ha complicado este año a causa de las limitaciones económicas, que ha obligado a la búsqueda de nuevos patrocinadores. No obstante, el esfuerzo de Gallego se ha visto recompensado con una nueva convocatoria, a pesar de que en esta edición sea prioritario «apretarse el cinturón», como adelanta el organizador.
«Va a ser un año de transición», adelanta. «No va a haber novedades de nada. Lo único que se puede destacar es que ha aumentado el nivel de participación: habrá 52 jugadores».
Según estima Gallego, el número de tenistas implicados hace notar el apoyo del colectivo, que sigue aumentando sus cifras cada año a pesar del precio de la inscripción, concretado en 80 euros.
Todos ellos se enfrentarán en la fase final del torneo, que se desarrollará entre el 4 y el 8 de octubre. Ya han concluído las primeras etapas de la competición, y Gallego estima que el nivel de raqueta de esta última fase será superior al del año pasado. «Tenemos cinco jugadores con un nivel bastante alto», adelanta.
Por su parte, los únicos premios que se repartirán serán los trofeos a los ganadores. «No hay premios económicos porque no es la línea que le quiero dar al trofeo», explica Gallego. Anteriormente sí que existieron dotaciones monetarias, pero desaparecieron para fomentar las motivaciones deportivas.
Hasta tal punto se ha conseguido esa implicación personal y extraeconómica que el propio Antonio Gallego no duda en saltar a las pistas cada año. «No sé cuánto duraré», reconoce, pero no perderá la oportunidad de seguir avanzando hacia una de sus máximas aspiraciones: ver el torneo llegar a los 50 años de vida, y de ser posible, con una raqueta en la mano.
Queda ya muy atrás la enmarcación inicial de este torneo en las fiestas otoñales, antes de que se desvinculase de ellas para caminar en solitario al cuidado de Gallego. En todo este tiempo, el tenista ha podido ver la evolución del deporte de la raqueta en la ciudad. «Está estancada», sentencia. «Muchos tenistas se han pasado al pádel, porque es más cómodo. Pero yo soy de los clásicos, y me voy a quedar con el tenis».