Barredo se cobra la apuesta que ganó
Vicenzo Nibali sigue de líder, Mosquera fue el único que atacó y Xavi Tondo se despide del podio en una etapa llena de marcajes Quince años después, el asturiano vence en la Vuelta en el pico que le hizo ciclista
CANGAS DE ONÍS. Actualizado: GuardarHay historias que se producen en la vida real que sí no fuesen ciertas habría que pensar que detrás de ellas se encuentra alguna mente privilegiada en retorcer los destinos de las personas, en unirlos y desunirlos. Carlos Barredo protagonizó una de ellas.
Llegaba en solitario a los Lagos de Covadonga y se convertía en el primer corredor asturiano que consigue vencer en la cumbre asturiana en todas las ocasiones en que la Vuelta a España ha llegado a esa cima envuelta en la niebla, con el asfalto mojado, una de esas ascensiones en las que nunca nada es igual que la vez anterior.
Y no lo es, porque los protagonistas no lo son. Barredo , a sus 29 años, hacía un movimiento con su mano sobre el pecho, de arriba hacia abajo al entrar en la meta. Luego, se señalaba el maillot.
«El primer gesto va dedicado a mi padre y el segundo, al Quick Step, el equipo que me ha permitido progresar en el mundo profesional», explicaba este ciclista que comenzó su vida profesional en la ONCE, que amaba las clásicas y que en su primera temporada como profesional las corrió casi todas, para coger experiencia. El primer gesto iba dedicado a su padre, al que le han abierto el pecho para colocarle una válvula en la aorta. Fue una operación a vida o muerte antes del Tour.
Barredo cerraba, quince años después, el compromiso que tenía con Los Lagos de Covadonga, con la épica del ciclismo. «Yo he visto ganar en esta montaña a muchos corredores cuando comenzaba en el ciclismo». Precisamente en sus comienzos está la clave de esa victoria, de una carrera que tiene pocos triunfos, pero importantes, selectivos.
Comparte habitación con Mateo Tosatto, un ciclista que no les dirá nada a muchos aficionados.
Era uno de los componentes del 'treno' que preparaba las llegadas a Alessandro Petacchi, uno de esos ciclistas que todo equipo necesita en su plantilla. «Me veía nervioso Matteo. Yo quería hacerlo bien en Asturias. Llegaba a casa. Después del desfallecimiento de Alcoy perdí tiempo a propósito para que me dejasen coger escapadas», comentaba Carlos .
Ha rematado una de ellas, a diferencia de lo le pasó en el Tour.
El ganador de la Clásica de San Sebastián el año pasado era una persona miedosa en sus años jóvenes, Miedos interiores que se traslucían al exterior.
Pasaba temporadas en casa de sus abuelos y su padre le hizo una apuesta: «Si eres capaz de ir hasta Los Lagos solo en bicicleta te compro una». Salió y llegó, roto, pero alcanzó la cima. Le compraron una bicicleta con la que acabaría ganándose el sustento.
Barredo cambia todos los años el verde de su Asturias natal por los repechos de las clásicas belgas. El único parecido entre Las Ardenas y Asturias es el mal tiempo. Era el último superviviente de una escapada que no inquietaba al líder.
También fue inteligente. Sólo hubo un ataque, el de Ezequiel Mosquera, al que el líder controló, muy de cerca. Once segundos es una renta que no va a acorde con el esfuerzo realizado. Mosquera consiguió afianzarse en el tercer puesto de la general y tendrá que atacar antes hoy si quiere sacar más renta en Cotobello que en Covadonga.