LAS FIESTAS «COMPRESA»
Se me ocurren algunas maneras con las que se podría relanzar dicha tradición
Actualizado: GuardarUna famosa empresa, dedicada a la fabricación de productos para la higiene íntima femenina, hizo popular el eslogan «no se nota, no se mueve, no traspasa» expresión que, evidentemente, iba dirigida hacia el efecto que causaba determinada marca de compresas en su uso cotidiano por parte de las féminas.
Entiendo que el párrafo precedente al igual no es una manera muy ortodoxa de comenzar un comentario dirigido a nuestras Fiestas de la Vendimia en su edición 2010, las cuales, por si no se han enterado, finalizan precisamente hoy domingo 12 de septiembre. Mas, por muchas vueltas que vengo dando al tema, no encuentro otra forma de expresar mi opinión sobre las jornadas festivas vividas esta última semana en Jerez. Opinión, por cierto, que comparten amigos y allegados quienes, y que perdonen los responsables de organizar el evento, a pesar de dar múltiples vueltas por la ciudad, salvando la tradicional pisa de la uva, algún que otro escenario de títeres y varios puestos de venta de vinos, no acertamos a entender en qué han consistido estas fiestas.
A fuerza de ser sincero, lo cierto es que tras desaparecer la Feria de la Vendimia, por mucha imaginación que le han echado los políticos, no ha habido manera de hacer cuajar unas fiestas que exaltan el momento cumbre de la economía jerezana. Ha sido tal el «despipote», que durante estos años hemos venido sufriendo paradojas de tal calibre como la de hacer perder a las fiestas de la vendimia su tradicional nombre (para pasar a denominarse Fiestas de Otoño), o lograr que el habitual mes de vendimia, septiembre, se celebre íntegramente en octubre
Llega 2010 y de nuevo surgen las dudas, acucia la maltrecha economía municipal y otras lindezas ajenas a este comentario y, al final, nuestros responsables optan por organizar unas fiestas absolutamente descafeinadas que, para la gran mayoría del público jerezano, han pasado como las antedichas compresas.
Y qué quieren que les diga. Cuando la ciudad de uno está en fiestas, nos gusta que la cosa se note. Llega Navidad y entre luces, portales de Belén, árboles adornados, villancicos a todo trapo, comidas navideñas y desmesurado afán consumista, uno sabe que está en Navidad. En Semana Santa, la presencia de palcos por el centro de la ciudad y la masiva afluencia de público para ver las procesiones indica, sin duda alguna, que estamos en la Semana de Pasión. En Feria, qué les voy a contar: el centro despoblado señala a los jerezanos que debemos marchar de forma urgente al Parque González Hontoria, donde se celebra nuestra gran actividad festiva del mes de mayo. Incluso, si me apuran, hasta el verano, aunque no sea fiesta, se nota en Jerez: uno sale al centro un domingo de agosto a las cinco de la tarde y, aparte de un calor que literalmente asfixia, encuentra todo tan cerradito y despoblado (la gran mayoría de vecinos están en las playas aledañas) que, no hay duda alguna de que estamos en verano.
Pero ¿realmente han notado ustedes que estamos de fiestas? La Pisa de la Uva en la Catedral el pasado domingo, unos puestos para vender los caldos jerezanos, tres escenarios repartidos por el centro, un par de actividades flamencas, banderolas y poco más. Sé que se han dado interesantes catas de vino pero, siendo de «paganini», no invitan al gran público a participar en ellas. Sé que pueden visitarse las bodegas, algo que también se puede realizar cualquier otro día del año. Sé que actuaron títeres en las calles pero, cuando uno tiene cierta edad, la cosa no invita a pararse delante de marionetas, y pare usted de contar.
Las Fiestas de la Vendimia, otrora Fiestas de Otoño, han perdido su seña de identidad. Se me ocurren algunas maneras con las que se podría relanzar dicha tradición festiva pero, como al fin y al cabo hay políticos y técnicos (incluso toda una señora delegada de Fiestas) que cobran buenos sueldos por ello, dejaré que sean éstos quiénes sigan diseñando el calendario festivo de mi ciudad. Sin embargo, ello no impide que uno pueda libremente opinar sobre la presente edición de las Fiestas de la Vendimia que a mí, personalmente, me han parecido un auténtico churrete.