EL FIN DE UNA ERA
Comienza la precampaña de las elecciones catalanas, en las que los votos decidirán si se pone fin a siete años de gobiernos de izquierda
Actualizado: GuardarLa Diada de Cataluña de ayer fue el pistoletazo de salida de la precampaña catalana. Serán más de dos meses y medio en los que se juega el final de una era de siete años de gobiernos de izquierda. Según las encuestas, el ayuno de poder de CiU, iniciado en 2003, concluirá este año.
CiU. A la tercera la vencida
A Artur Mas le cuesta disimular que se ve y se sabe ganador. Pero no seconfía. Conocedores de que su votante se deja llevar por el triunfalismo y se queda en casa, desde CiU repiten que aún queda mucho partido. Pero las encuestas son muy favorables a los nacionalistas. La federación está al borde de la mayoría absoluta. Un resultado muy necesario en su caso porque visto lo visto en las dos elecciones anteriores a CiU le cuesta más encontrar socios que ganar comicios. Hace siete años, Mas obtuvo cuatro escaños más que el PSC, mientras que en 2006 se impuso por 11 diputados. Ninguno de los dos resultados le permitió gobernar.
Ahora han cambiado de estrategia. Nada de cerrarse puertas, y menos con el PP. Eso sí, la opción más realista pasaría por un gobierno en solitario con apoyos concretos. Si Mas pacta con el PP tendrá problemas con el sector soberanista de su partido, mientras que si lo hace con ERC, la federación podría romperse por el lado democristiano de Unió. La 'sociovergencia' de CiU y PSC también aparece como posible, pero poco viable.
En cualquier caso, los nacionalistas se plantean una campaña sin salir de su habitual ambigüedad identitaria. Esta circunstancia acarrea dos dilemas: por un lado, impide a CiU pescar votos centristas y por otro se verían obligados a competir con las nuevas opciones soberanistas.
PSC. Tocado, no hundido
Hace siete años, cuando Pasqual Maragall se convirtió en presidente de la Generalitat y puso fin a 20 años de 'pujolismo', nadie en el PSC imaginaba que el poder desgastaría tanto. Hoy están en el peor momento de su historia, con el partido más dividido que nunca y castigados por la corrupción de los casos Pretoria y del Hotel del Palau de la Música. La sensación de final de una etapa se ha extendido, sobre todo, por la erosión causada por el proceso de reforma estatutaria.
En 2006, el tripartito volvió a reeditarse, en este caso liderado por José Montilla, que hizo bandera de que defendería el Estatut hasta sus últimas consecuencias. El PSC apostó fuerte por la vía estatutaria y su gran obra se quedó inacabada. Por el camino quedaron un sinfín de desencuentros con el PSOE y de paso un buen puñado de votos.
El PSC, sin embargo, cree que puede remontar. Según el último sondeo del CEO (el CIS catalán), el tripartito aprueba desde el punto de vista de la gestión. Montilla cree que vendiéndose como buen administrador puede recuperarse, como también puede hacerlo con fichajes. El ministro de Trabajo y ex alcalde de L'Hospitalet, Celestino Corbacho, regresa a la política catalana para despertar al sector menos catalanista de su electorado.
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ERC. La gran perjudicada
Esquerra Republicana tiene un problema con el electorado independentista. Su apoyo en el pasado al Ejecutivo de Zapatero y su presencia en los gobiernos tripartitos le han restado credibilidad entre el soberanismo. Este ve a Esquerra más como una formación autonomista que como a un partido que aspira a la independencia. Su presidente, Joan Puigcercós, sustituyó en 2008 a Josep Lluís Carod Rovira como líder de la formación tras la debacle en las elecciones generales, en las que perdió cinco de los ocho diputados que tenía.
Con unas encuestas que sitúan a los partidarios de la independencia de Cataluña entre el 24 y el 40%, y con una oleada de convocatorias de referendos sobre la independencia, ERC debería poder mejorar sus resultados de hace cuatro años. Pero parece que será todo lo contrario. Son los grandes perjudicados del tripartito y pueden dejarse entre cinco y seis de los 21 diputados que tienen en el 'Parlament'.
PP. Quiere ser decisivo
Lo dijo Mariano Rajoy: «En Cataluña vamos a hacer exactamente lo mismo que en el País Vasco». La líder regional, Alicia Sánchez Camacho, lo expresó con otras palabras: «Aspiro a ser decisiva en el próximo Gobierno de Cataluña». El PP catalán quiere salir del aislamiento que sufre desde hace siete años en Cataluña y jugar un papel protagonista.
Como cuarta fuerza en el Parlament y con 14 escaños -ahora podría ganar uno- sus posibilidades de gobernar son dobles: con CiU y con el PSC, aunque esta opción es muy remota aritméticamente. La apuesta por la federación nacionalista tendría una doble intención, gobernar Cataluña y tener de paso un posible aliado, en el caso de que Rajoy gane las elecciones generales y necesite gobernar en coalición. No sería la primera vez, ya que José María Aznar y Jordi Pujol sellaron en 1996 una alianza que acabó con 13 años de gobiernos de Felipe González y además garantizó un gobierno convergente en Cataluña.
Los populares catalanes viven una cierta calma interior después de que Sánchez Camacho se hiciera con las riendas del partido hace dos años, en medio de fuertes divisiones internas. Es proclive a dialogar con los nacionalistas.
ICV. La sucesión tranquila
Por sorpresa y sin ruido, hace un año, Joan Saura, consejero de Interior, anunció que no se presentaría como candidato a la presidencia de la Generalitat bajos las siglas de Iniciativa per Catalunya, formación ecosocialista y heredera del PSUC. Su posición al frente de las listas lo asumió el diputado nacional Joan Herrera. Defensor del federalismo, ICV, que no mantiene una relación orgánica con IU, pero sí de colaboración y coalición en el Parlamento de Madrid, cuenta con 12 diputados en Barcelona, una cifra que según los sondeos podría repetir.
Ciutadans. ¿Flor de un día?
Fueron la sorpresa de las elecciones de 2006. Impulsados por intelectuales de izquierda críticos con el nacionalismo, en su primera incursión electoral obtuvieron tres escaños, un éxito.
Pero al año de tocar el cielo, el partido se dividió. Las encuestas afirman que podrían volver a repetir el éxito de hace cuatro años. Necesitan el 3% de los votos y si la abstención es como se espera, en torno al 50%, podrían dejar de ser flor de un día.
Laporta se desinfla
Si hace cuatro años la sorpresa la dio Ciutadans, en esta ocasión la campanada puede venir del lado soberanista, donde Reagrupament y la Solidaritat Catalana de Joan Laporta tienen serias opciones de entrar en el Parlament. Reagrupament surgió como corriente interna de ERC y acabó escindiéndose por egos personales. Las encuestas les dan posibilidades, hasta tres diputados. En cualquier caso, el independentismo está más desunido que nunca y en esta atomización entra Laporta, que emergió como hombre fuerte del independentismo. Hay otra formaciones con opciones como Josep Anglada, el concejal de Vic por la ultraderechista Plataforma per Catalunya (PxC). Aún es una incógnita, igual que UPyD, formación que contará con el ex dirigente de Ciutadans, Antonio Robles.