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Giamatti cierra el concurso en Venecia con vistas a la Copa Volpi

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La Mostra se había escrito en femenino hasta que en la última jornada competitiva, Paul Giamatti ha desplegado su extraordinaria capacidad para reflejar al hombre corriente en 'Barney's Version', cinta frente a la que no palidecieron los nuevos trabajos de Tom Tykwer y Monte Hellman.

Se hablaba de Stephen Dorff o de los protagonistas de 'Balada triste de trompeta', Carlos Areces y Antonio de la Torre, para beber hoy de la Copa Volpi en una edición en la que los buenos papeles masculinos han escaseado.

Pero el último cartucho que tenía guardado el festival era alguien que, desde 'Entre copas', sabe mucho de recipientes para el vino. Paul Giamatti, ese hombre normal, volvió a llenar de matices, brillos y sombras a aquellos que nunca llamarían la atención. En este caso, su personaje se llama Barney Panofsky y es «un romántico frustrado, lo que hace que a veces se convierta en alguien muy dulce y otras sea un bastardo, en un grano en el culo», resumió este intérprete de origen italiano.

'Barney's Version', basada en una novela de Mordecai Richler y dirigida por Richard J. Lewis -un fijo de los créditos de serie CSI-, recorre 30 años de la vida del protagonista, cuya imperfección es tan real y reconocible que acaba consiguiendo, pese a todo, el favor e incluso la lágrima del espectador.

Otra de las que pasaron por pantalla fue 'Drei', de Tom Tykwer, que retomó la cuestión del amor libre para todos los gustos que había iniciado la francesa 'Happy Few'. Pero este director es menos ambicioso y, quizá por eso, llega más lejos.

'Drei' muestra el curioso triángulo que se establece cuando los dos miembros de una pareja se enamoran por separado del mismo hombre. Una infidelidad en paralelo condenada a la confluencia.«Es una película sobre adultos. Gente que se supone que tiene que saber comportarse, pero en realidad uno nuca sabe cómo se tiene que comportar», afirmó el cineasta. «No pretendemos decir cómo deberíamos o hacia dónde nos dirigimos», apostilló.

Precisamente, la pregunta «¿hacia dónde nos dirigimos?» es la que ronda al espectador en casi cada fotograma de 'Road to Nowhere', la última película del veterano cineasta estadounidense Monte Hellman -para los más suspicaces, descubridor de Quentin Tarantino- en la que ese «camino a ninguna parte» a veces resulta demasiado literal. Aunque, este refrescante juego de metacine -con homenaje a 'El espíritu de la colmena' incluido- rodado en Roma y Los Ángeles, fluye de manera muy divertida en su retórico laberinto hacia una verdad que resulta finalmente irrelevante.