Detienen en España al fugitivo más buscado por la Justicia francesa

XLa Policía Nacional detuvo esta semana a Adrian Rascu, alias 'El Padrino', uno de los fugitivos más buscados por la Policía francesa. Está acusado de dirigir la más importante organización de proxenetas asentada en París, según fuentes policiales. 'El Padrino' reclutaba a mujeres a las que obligaba por medio de la violencia a prostituirse.

El arrestado, de etnia gitana, captaba a sus víctimas en Rumanía a las que amenazaba para después explotarlas sexualmente en el campamento de Saint-Denis, en el barrio parisino de Chatelier. Las mujeres, todas ellas de raza gitana, eran reclutadas por el fugitivo mediante ofertas de trabajo digno y bien remuneradas que resultaban ser falsas. Cuando caían en la trampa, eran trasladadas a París donde los miembros de la banda les retiraban los pasaportes y las obligaban a ejercer la prostitución. Aquellas víctimas que se resistían a las peticiones de su secuestrador eran golpeadas e incluso en algunas ocasiones violadas. Además, las mujeres debían conseguir unos beneficios diarios mínimos, de lo contrario eran vejadas, humilladas y privadas de la alimentación básica.

'El Padrino', de origen rumano, huyó hace cinco años de una cárcel francesa donde cumplía una condena de 10 años de prisión y se trasladó a España. En la actualidad, vivía con identidad falsa en el barrio madrileño de Carabanchel, donde fue detenido cuando salía del gimnasio que utilizaba como centro de operaciones.

Comunidad rumana

Rascu se había incorporado en Madrid a una organización criminal investigada por su vinculación con la extorsión, ajustes de cuentas y explotación de mujeres. La Brigada de Delincuencia Especializada de la Policía Judicial seguía sus pasos desde que tuvo conocimiento de la incorporación de un nuevo miembro de nacionalidad rumana a uno de los grupos criminales más importantes con poder sobre la comunidad rumana y que actuaba en Madrid.

La actuación policial fue posible gracias a la colaboración de los agregados de Interior de la Embajada gala y de la Embajada rumana en Madrid. Esta última fue la encargada de confirmar la falsedad documental del criminal y de determinar su autentica identidad.