Igor Antón celebra su victoria en Pal. :: AFP
Mas Deportes

Antón acuña nuevas cumbres

El ciclista vasco iba en la cola del grupo y en los tres últimos kilómetros rebasó al italiano, Purito y Mosquera para lograr la etapa y el primer puesto Ganó en Pal y es líder de la Vuelta, con 45 segundos de ventaja sobre Nibali

PAL. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Lo que tienes que hacer es creerte que puedes ganar la Vuelta. Ya me sacaste los ojos en la subida al Morredero (Vuelta a Castilla y León). Esta Vuelta a España está en tus piernas», le decía Alberto Contador a Igor Antón. La estadística no miente. El único corredor que le ha ganado a Contador en una subida esta temporada ha sido Igor Antón. Fue en el mes de abril, en una prueba de cinco días, pero es un dato que con lo que se está viviendo en la Vuelta a España adquiere una nueva dimensión.

El vencedor en Valdepeñas de Jaén demostró en esta cima andorrana algo mucho más importante que su segunda victoria de etapa, que el liderato. Lo más llamativo son los registros que maneja cuando hablamos de subidas. Porque la etapa de Jaén no tiene nada que ver con la de Pal. Son ascensiones diferentes, esfuerzos distintos, llegadas totalmente opuestas. Antón ha demostrado que puede ser un ciclista eléctrico, nervioso, como en Valdepeñas de Jaén y que en puertos largos, como en Pal, también es capaz de ganar.

Es como si hubiese realizado un estudio en esta subida. Iba a cola de pelotón cuando quedaban siete kilómetros para la meta. El momento en el que David García y Rabuñal (Xacobeo) ponían ritmo al grupo le cogía a él con otros pensamientos.

Pajarón de Purito

Vería cómo se quedaba Menchov antes de empezar a desperezarse e ir adelantando posiciones. Tampoco se inmutó mucho -él dice que no tenía muy buen día -cuando Karpets, Tondo y Bruseghin cogían unos metros. Ni siquiera se le vio en el momento en que Ezequiel Mosquera, a 4,5 kilómetros de la meta, ponía en marcha su motor diesel. Nibali y 'Purito' Rodríguez se irían con él.

Cuando Igor Antón decidió aparecer en escena estaba pegado a Frank Schleck. Faltaban tres kilómetros. Y entonces comenzó su recital mientras Joaquim Rodríguez cogía una pájara monumental y Mosquera se iba en solitario. Parecía que Antón improvisaba una coreografía encima de la bicicleta. Se levantaba y pasaba a Nibali. Los que no se quedaban por falta de fuerzas veían cómo el corredor vasco les superaba.

Antes del último kilómetro, Mosquera también sucumbía al torbellino naranja. Antón se metía en una de esas ecuaciones que los escaladores deben de resolver con sumo cuidado: corría contra él mismo. En la meta, sólo Ezequiel Mosquera estaba cerca de él, tres segundos. Luego irían apareciendo Xavi Tondo, todo un descubrimiento, Uran, Nibali y Frank Schleck.

Teniendo en cuenta que los ataques comenzaron a gestarse cuando quedaban cinco kilómetros para la meta, el botín de Igor Antón resultó importante.

Antón va acuñando nuevas cumbres a su palmarés: Valdepeñas de Jaén y Pal se unen a Calar Alto, El Morredero, Verbier o Urkiola, entre otras, en una lista que se ampliará todavía más. Ataques, lo que se dice ataques, sólo hubo dos: el de Ezequiel Mosquera, el primero, y luego el de Antón, que iba mirando cómo pasaba rivales y podía comprobar el estado desencajado de su rostro, en algunos casos, mientras que en otros le bastaba con ver los desarrollos que llevaban.

Las percepciones daban lo mismo. Lo único que cuenta es el tiempo que se gana, o se pierde, en la meta, y en ese balance Igor Antón va servido, con lo mejor de la carrera para él por delante. Hay que ser realistas. Si en subidas sin unos porcentajes demoledores domina como lo está haciendo, en montañas más selectivas, como las asturianas, puede consolidar su maillot rojo.

«No he querido decir que he tenido un mal día, pero tampoco me he encontrado a gusto. Por eso iba tan atrás. Pegaba viento de frente, de costado, y no iba muy cómodo» explicaba el líder, que observó cómo la mayoría de sus rivales se le iban derritiendo. El que lanzó un ataque sólido fue Mosquera, que intentó hacer lo único que podía: «Reventar la carrera. Lo único que puedo hacer es eso, atacar y seguir hacia arriba. ¿Si estoy disgustado por no ganar? Me ha pasado ya tantas veces que ni lo planteo. Tiraba con la ilusión de ganar la etapa». Seguro que dará guerra a partir del viernes.