UN POEMA
Actualizado: GuardarEl paso de la selección española de baloncesto por el Mundial de Turquía 2010 está siendo una película de suspense de las buenas, porque de momento vamos ganando, pero ver la cara de los jugadores es un verdadero poema. Es la primera vez en muchos años, porque es el grupo de los juniors de oro de 1999, que los vemos sufrir y que parecen estar pasando un mal rato impresionante sobre una cancha. Bien es cierto que el año pasado en el Eurobasket perdimos el primer partido, pero enderezamos el rumbo, ganando toda la segunda fase por más de 30 puntos a rivales a los que hoy ganamos sufriendo mucho.
Con la preparación que había y la calidad que se le supone a todos los jugadores, lo que menos se pensaba era que se podía caer ante selecciones como Francia y Lituania, inferiores sobre el papel al combinado dirigido por Sergio Scariolo, sobre todo cuando a ambas escuadras se les iba ganando cómodamente y por fallos de concentración te remontan el partido. Se pasa de llegar como casi favorito a que todo el mundo esté a la espera de que te den la última estocada y te vuelvas a casa hecho polvo. Han estado toda la preparación queriendo que nos olvidemos del mítico Pau Gasol y, de repente, en todas las preguntas que se le han hecho al grupo ha vuelto a aparecer el fantasma del mejor jugador de la historia del baloncesto en este país.
Hoy jugamos una final, como la que jugó España en el reciente Mundial de Sudáfrica cuando nos enfrentamos a la siempre complicada Alemania, que era el primer rival verdaderamente serio tras mucho Chile, Paraguay y Portugal que nos tocaran previamente. La Serbia a la que nos enfrentamos tiene un equipo de futuro con un nivel muy similar a la generación de oro de los Navarro, Gasol y compañía. Además, los nuestros llegan algo tocados, el capitán Juan Carlos Navarro y su espalda, Marc Gasol y sus anginas, y Felipe Reyes con sus dolencias en el cuello. Un poema.