Tres treguas frustradas en los últimos 21 años
La banda ha decretado también parones de actividad parciales que afectaban sólo a unos pocos sectores de la sociedad Los altos el fuego más importantes acabaron en atentados
BILBAO. Actualizado: GuardarLa historia de ETA está repleta de atentados, asesinatos, y declaraciones de tregua frustradas que han echado por tierra, una y otra vez, las esperanzas de paz de miles de vascos. Todavía está reciente en la memoria el último alto el fuego permanente que anunció la banda terrorista, en marzo de 2006. Aquel lapso de tiempo sin pistolas ni bombas terminó como el resto de parones de actividad -cuatro parciales y otros tres totales- decretados por la organización en sus 50 años de existencia: con más violencia y destrucción.
La tregua de 2006 fue recibida con indisimulado optimismo por parte de numerosos agentes políticos y sociales. El término «permanente» que acompañó a la declaración de alto el fuego hizo -una palabra inédita hasta entonces en este tipo de manifestaciones-, la lejanía del último atentado mortal -casi tres años- y las múltiples entrevistas secretas que mantuvieron representantes del PSOE y Batasuna llevaron a muchos analistas a percibir que podíamos encontrarnos ante un parón definitivo. Aquellas lecturas también se sustentaron en la 'declaración de Anoeta' que la izquierda 'abertzale' hizo pública, en noviembre de 2004, para reivindicar una apuesta por vías «exclusivamente políticas y democráticas» y sentar las bases del proceso de paz.
Las esperanzas saltaron por los aires el 30 de diciembre de 2006, con el atentado de la T-4 del aeropuerto de Barajas que acabó con la vida de Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio. Pese a la crudeza de los hechos consumados en Madrid, la banda no anunció la ruptura de la tregua hasta junio de 2007, 437 días después. Un periodo en el que no se produjeron asesinatos, pero en el que siguieron llegando cartas de extorsión a empresarios y en el que robó unas 350 pistolas en el sur de Francia.
Parones parciales
La anterior tregua de ETA se anunció el 16 de septiembre de 1998 y se prolongó hasta el 3 de diciembre de 1999. El alto el fuego más largo en la historia de ETA decretado por la banda apenas cuatro días después del acuerdo suscrito por las formaciones nacionalistas -PNV, EA y HB- para impulsar el pacto de Lizarra, a la que después se sumaron otras organizaciones. La banda terrorista anunció entonces que, ante las «oportunidades» que se abrían y el deseo de los citados partidos en «encaminarse hacia la soberanía», suspendía de forma «ilimitada sus acciones armadas». El parón terminó tras 439 días sin violencia, cuando los terroristas anunciaron que el proceso «se estaba pudriendo» y había sufrido «un claro bloqueo», de lo que responsabilizó a PNV y EA. Poco después, volvió a matar. Según documentos incautados, ETA contaba entonces con una veintena de comandos organizados durante el periodo en el que suspendió sus atentados.
Hasta entonces, la tregua más duradera había sido la que se produjo con motivo de las conversaciones de Argel, que protagonizaron en 1989 delegaciones del Gobierno de Felipe González y el miembro de ETA Eugenio Etxebeste, 'Antxon'. Aquel alto el fuego duró casi tres meses y se rompió cuando fracasaron los contactos.
La organización terrorista, que también mantuvo contactos con el Gobierno de José María Aznar en 1999, ha decretado asimismo diversas treguas parciales, además de proponer al Gobierno desde la década de los 80 diversos altos el fuego condicionados a la apertura de negociaciones que no fueron aceptados. En 1998 ETA anunció que reanudaba los atentados contra la Ertzaintza tras ocho meses sin ataques, aunque esta decisión no se conoció públicamente hasta que la banda la comunicó.
Otra de las treguas parciales fue la que anunció en 1997 y que afectaba exclusivamente al denominado 'frente de prisiones', coincidiendo con el periodo en el que el funcionario José Antonio Ortega Lara estaba secuestrado. También se han producido intervalos que afectaron sólo a Cataluña, en 2004, tras una reunión de miembros de la banda con el líder de ERC, Josep Lluis Carod Rovira. La última parcial se produjo en 2005, cuando ETA anunció que no atentaría contra los electos de los «partidos políticos de España». Aquella decisión se adoptó apenas un mes después de que se aprobará en el Congreso, con el único rechazo del PP, una resolución por la que el Gobierno de Zapatero se comprometía a iniciar un diálogo con ETA si llegaba a verificar una «voluntad inequívoca» de abandonar las armas.